Erica Vanessa Reyes Álvarez ya descansa en paz en su aldea natal, Talolinga, cerca del municipio de Nueva Guinea, en el este de Nicaragua. La última víctima de esa lacra que es la violencia machista fue enterrada allí este viernes por la mañana, rodeada de sus familiares y sus amigos, después de que su cuerpo fuese repatriado desde España el pasado lunes y llegase a su país el jueves. Ese día ya pudo ser velado en la casa de su padre y horas después recibió cristiana sepultura.

Así ha sido relatado por la Asociación Nicaragüense Sevilla-España, que en su propio nombre y el de la familia de la joven, de 22 años, ha expresado su agradecimiento por "todas las muestras de solidaridad" que han recibido desde que se conoció el asesinato, ocurrido el lunes 31 de julio y presuntamente cometido por su marido. Estaban en trámites de separación y Erica Vanessa falleció al recibir varios golpes, según la autopsia. El supuesto homicida, N.Á.C.T., se ocultó en un hostal pero fue detenido ese mismo día por la tarde y permanece en prisión provisional.

La familia también da las gracias a todos aquellos que se sumaron a la campaña para recaudar los aproximadamente 6.000 euros que costaba la repatriación del cuerpo de Erica Vanessa. "Vuestra colaboración ha hecho posible que hoy descanse en paz en su tierra natal", asegura la Asociación.

La organización que aglutina a los miles de nicaragüenses que residen en la provincia de Sevilla (600 de ellos sólo en Utrera) también reafirma su "compromiso" para "trabajar incansablemente en prevenir futuras tragedias como esta". "Anhelamos que juntos podamos construir un mundo donde todas las personas, independientemente de su género, puedan vivir libres de violencia y en armonía", concluye.