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De una vida estable en Perú a empezar de cero en Sevilla: "Me escucharon, apostaron por mí y no me dieron la espalda"

Antonio llegó a Sevilla huyendo de la inseguridad de su país y, gracias al acompañamiento y programas de Servicios Sociales de San Juan de Dios, pudo reconstruir su vida, acceder a empleo y brindar estabilidad a su familia

San Juan de Dios, 450 años dedicados a una gran labor sanitaria y social

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Una segunda oportunidad laboral gracias a los programas de Servicios Sociales de San Juan de Dios

A sus 38 años, Antonio carga con una historia que deja sin aliento. En Perú tenía todo. Estudios universitarios, un buen trabajo en multinacionales de bebidas y lácteos, un hogar propio, una esposa y tres de sus cuatro hijos. Su vida parecía segura y planificada. Pero se truncó de repente. La inseguridad que azota muchas zonas de su país le obligó a tomar la decisión más difícil de su vida: dejarlo todo y emigrar a España para proteger a su familia.

"Tenía toda mi vida planificada, pero la inseguridad de los míos lo cambió todo. No lo dudé, agarré a mi familia y vine a España", recuerda Antonio. Su solvencia económica les permitió viajar juntos, evitando la separación que sufren muchos migrantes. Sin embargo, la llegada a su primer destino, Andújar, marcó sólo el primer paso hacia un futuro incierto: un país desconocido, sin documentación y con la urgente necesidad de encontrar empleo.

El primer trabajo de Antonio en España fue gracias a un hombre solidario que le dio la oportunidad de trabajar en ayuda doméstica. "Ese año y medio me permitió subsistir hasta que pude regularizar mi situación y buscar un empleo más estable", cuenta. La adaptación no fue sencilla. La falta de transporte y de documentación dificultaba el acceso al empleo, y aunque Antonio había trabajado en cargos de responsabilidad en su país, en España tuvo que empezar desde cero.

Todo cambió cuando, por casualidad. Fue durante una visita a Sevilla, mientras esperaba entrevistas de trabajo, que su vida dio un giro inesperado. Al encontrarse con un hombre mayor que se tropezó, Antonio lo ayudó y, en agradecimiento, fue guiado a un lugar donde podía comer gratuitamente: el Comedor Social de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Allí conoció a otro Antonio, el vigilante. Lo que comenzó con un gesto de ayuda y una conversación sobre su hambre, se convirtió en un punto de inflexión. Allí recibió no sólo comida, sino también orientación y acompañamiento social y laboral gracias a Ana Ballesteros, responsable del programa de empleo de San Juan de Dios Sevilla, donde se desarrolla el proyecto Innova Empleo 2024, financiado por el Ayuntamiento de Sevilla y cofinanciado por la Servicios Sociales de la Orden.

Gracias a este programa, Antonio pudo acceder a un itinerario de inserción laboral adaptado a sus necesidades. Este programa está dirigido a personas en situación de vulnerabilidad social, ofreciendo orientación, formación y acompañamiento hasta lograr la integración en el mundo laboral. Lorena Martín, una de las orientadoras laborales del proyecto, fue la responsable de guiar a José Antonio, gestionando entrevistas, cursos de formación y su inserción final en el empleo.

"Innova Empleo nos permite acompañar a personas en situación de vulnerabilidad social, como Antonio, en todo su itinerario de inserción laboral: orientación, formación e intermediación con empresas", explica Ana Ballesteros. "Es un proyecto que no sólo da formación, sino que también trabaja con empresas para que puedan integrar a personas con circunstancias difíciles. "A mí me escucharon, apostaron por mí y no me dieron la espalda", añade Antonio.

Antonio en una de las dependencias del comedor social de San Juan de Dios en el centro de Sevilla. / Ismael Rubio

Gracias a este programa, Antonio pudo acceder a formación y, finalmente, a un empleo como vigilante de seguridad. Emilio García, jefe operativo de Sabico Seguridad, la empresa para la que trabaja, y que, a día de hoy, tienen con la Orden 14 colaboraciones, destaca su compromiso. "Antonio hace un esfuerzo increíble, desplazándose largas distancias, cinluso a pie, y cumpliendo con todas sus responsabilidades. Su dedicación nos demostró que apostar por personas con ganas y necesidad es siempre una buena inversión humana", afirma. "La empresa se encuentra muy comprometida con ayudar a los demás", el director comercial y gerente de la empresa en Andalucía Occidental y Extremadura, Luis Cordero.

El camino no ha sido fácil. José Antonio tuvo que compatibilizar estudios, entrevistas y trabajo, enfrentándose a barreras como la falta de transporte propio. Aún así, su perseverancia y la orientación recibida le permitieron integrarse en la sociedad sevillana, asegurar un futuro laboral estable y acompañar a sus hijos en su adaptación y educación. "No me importa caminar durante horas para cumplir con mi compromiso", afirma Antonio.

El apoyo de la Orden de San Juan de Diosno se limita al empleo. Gracias a la coordinación con servicios sociales y centros educativos, José Antonio y su familia han recibido orientación para atender las necesidades especiales de su hija, diagnosticada con autismo. La integración de los niños en la comunidad y el acceso a terapias especializadas han permitido que toda la familia encuentre estabilidad y calidad de vida en Sevilla.

"Desde enero hemos atendido a más de 60 personas con vulnerabilidad social, acompañándolas desde el conocimiento personal hasta la intermediación con empresas. Cada historia es un mundo, y el caso de Antonio refleja cómo un itinerario de empleo bien diseñado puede transformar vidas", explica Ana Ballesteros.

El papel de los empleadores también es clave. Emilio García subraya la importancia de la confianza y la apuesta por personas con circunstancias complicadas. "Vimos en José Antonio un compromiso que superaba las dificultades logísticas. La experiencia ha sido fantástica, y su incorporación demuestra que apostar por la diversidad y la inclusión tiene un valor humano y profesional enorme", asegura.

Hoy, Antonio disfruta de un empleo estable con contrato fijo discontinuo, conciliando trabajo y vida familiar. "La vida te cambia de un momento a otro. Hoy puedo pasar tiempo con mis hijos, ayudarles a crecer y, al mismo tiempo, sentirme útil. Estoy agradecido, porque esto no solo me da empleo, me da dignidad y esperanza", concluye.

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