La vieja estirpe de los naturalistas
El perfil
El alicatado blanco, un grifo con una pileta donde el polvo delata que hace tiempo no corre el agua y un microscopio enfundado hacen pensar que el despacho de Javier Balbontín en la Facultad de Biología fue antaño un laboratorio. Este profesor del Departamento de Zoología de la Hispalense pertenece a la vieja estirpe de Darwin -la misma de naturalistas como Valverde o Rodríguez de la Fuente- y su trabajo se desarrolla principalmente en el campo, en contacto con la naturaleza, observando y anillando aves, bajo el sol y la lluvia. Antes de ser profesor trabajó más de 15 años en la Estación Biológica de Doñana y realizó su tesis -bajo la dirección del científico y bluesman Miguel Ferrer- sobre el águila perdicera, trabajo que se desarrolló principalmente en los Alcornocales, uno de los últimos espacios vírgenes de Andalucía. Actualmente se dedica al estudio de las golondrinas, el ave de los augurios latinos y de devociones populares vinculadas a la Pasión que está a la vuelta de la esquina. En concreto, coordina un nuevo proyecto de excelencia de la Junta de Andalucía concedido al grupo Conservación de la Biodiversidad en el que, siguiendo la experiencia obtenida en Extremadura, investigará cómo afecta el cambio climático a esos pájaro cuyo vuelo anuncia en los cielos de Sevilla la llegada de la primavera y el estío.
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