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La voz de Felipe entre las de Líster y Manolo Mairena

  • Exclusiva. El Congreso del PSOE reactiva el recuerdo de las entrevistas que Juan Holgado hizo a Felipe tras los congresos de 1974 y 1979. La primera los llevó a los dos al calabozo.

El ex presidente del Gobierno Felipe González, en una imagen de archivo.

El ex presidente del Gobierno Felipe González, en una imagen de archivo.

LA primera vez que detuvieron a Felipe González fue en 1971. Pedro Sánchez no había nacido. Ese año dejó de dar clases como profesor adjunto de Derecho del Trabajo. La detención más sonada tuvo lugar tres años después. Compartió calabozo en la comisaría de la Gavidia con el periodista Juan Holgado Mejías, que pagó bastante cara la exclusiva de ser el primero en entrevistar a quien ocho años después sería presidente del Gobierno con el rédito de 202 diputados en las elecciones de octubre de 1982. El PSOE celebra Congreso este fin de semana.

Juan Holgado entrevistó a Felipe entre dos congresos, el de 1974 en Suresnes (Francia) donde fue elegido secretario general del nuevo Partido desprendido de la rémora histórica del de Rodolfo Llopis; y el de 1979, justo cuando Felipe anunció su dimisión al no ser aceptadas inicialmente sus tesis de que se retirase el marxismo como adscripción ideológica. La entrevista que llevó a Holgado y a Felipe a compartir un calabozo mustio en la Gavidia es una de las más largas de la historia del periodismo. Todo empezó con una llamada de teléfono a la casa del periodista.

"Deja todo lo que tengas que hacer hoy y dedícate exclusivamente a conseguir una entrevista con Isidoro". La voz era de un guardia civil jubilado que era el portero de El Correo de Andalucía, que le transmitía al periodista una orden de su director, Federico Villagrán. Manuel del Valle fue quien le gestionó la entrevista. Quedaron citados en el bufete de abogados laboralistas que Felipe y el que fuera alcalde de Sevilla compartían en la calle Capitán Vigueras, 5. De ahí fueron a un bar de los Jardines Murillo, donde tomaron café "y un coñac suave", como recuerda Holgado en su libro Mejor que el silencio (Jirones de Azul), una antología de sus entrevistas.

La de Felipe camuflado bajo el pseudónimo de Isidoro era una bomba, pero el entrevistador no se esperaba la reacción de su director. "Le pareció interesante, pero breve". No había problema, porque Felipe había quedado en pasarse por la redacción del periódico para revisarla personalmente. Eso le permitió a Holgado hacerle algunas preguntas más y rematarla en el bar La Ponderosa, en la Gran Plaza, hasta donde los llevó en su coche Eduardo Chinarro, amigo de Felipe, sacerdote y responsable de la página laboral del periódico.

"Tomamos cerveza y menudo", anota el periodista. La entrevista se publicó con una fotografía de Felipe de Cambio 16 que llevaron al diario Tomás Iglesias e Isidoro Moreno. La reacción no se hizo esperar. El mismo 23 de octubre de 1974, dos miembros de la Brigada Social de la Jefatura Superior de Policía se personaron en casa de Felipe. Les abrió Carmen Romero. Felipe llegaba esa noche al aeropuerto de San Pablo, donde lo esperaban Manuel del Valle y su abogado y antiguo profesor, Alfonso de Cossío. Consciente del riesgo que corrían, Felipe le había pedido a Holgado que en la entrevista no apareciera la palabra Suresnes. Los dos volvieron a encontrarse en la Gavidia, ya sin cerveza ni menudo.

La primera la hicieron en su bufete, un bar de los Jardines Murillo y en el bar La Ponderosa

Felipe estaba muy cansado. Normal. En los últimos días había estado en Lisboa con Mario Soares; en Bonn con Willy Brandt; en París con Mitterrand; amén de reuniones con Olof Palme y Pietro Nenni. "Creo que dentro de poco vamos a tener que pedir trabajo a este hombre". La respuesta del policía a su compañero, que aparece en el libro de Holgado, es una contraseña de la Transición. Pese al sueño por tantas horas de vuelo, a Felipe le dieron un ejemplar de Mundo Obrero secuestrado; a Holgado, un número de Cambio 16. Tras el 28 Congreso del PSOE de 1979, que se saldó con la dimisión inicial de Felipe, Holgado volvió a entrevistarlo. José Rodríguez de la Borbolla, que acababa de volver de Barcelona de participar en la Diada, lo llevó en su coche a la finca que Francisco Palomino, cuñado de Felipe, tenía en Dos Hermanas.

En los días previos, Felipe estuvo con Mario Soares, Mitterrand, Brandt yOlof Palme

Felipe ya era el líder de la oposición, parecía haberle llegado su particular Suresnes. Volvió a la secretaría general y estaría catorce años en la Moncloa. Fue un encuentro de dos viejos amigos que habían compartido el agridulce y furtivo aroma de la clandestinidad. Una entrevista más relajada y con sus anécdotas, que cuenta el periodista. Encendió la grabadora y sonó la voz de Enrique Líster de otra entrevista. "Eso es histórico. Consérvalo", le dijo Felipe, que le trajo una cinta y le rogó que sólo usara una de las caras.

En la otra, el abogado socialista había grabado una actuación de Manolo Mairena en un festival de Alcalá de Guadaíra. En la entrevista que los llevó a la Gavidia, Felipe tenía 32 años. 32 años después, como tributo a aquella aventura, Holgado volvió a entrevistarlo en 2006. Tiempos de Zapatero. Isidoro ya era prehistoria; Suresnes, también.

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