Barcelona - Sevilla

La previa: Hora de limpiar un doloroso estigma

Rakitic, que regresa al que fue su hogar en siete temporadas, junto a Munir, rumbo a Barcelona.

Rakitic, que regresa al que fue su hogar en siete temporadas, junto a Munir, rumbo a Barcelona. / Juan Carlos Vázquez

La Liga está desacreditada. Como la misma civilización. Es un hecho que difícilmente admite rebuscadas refutaciones. El escandoloso arbitraje perpetrado por González Fuertes con la aquiescencia desde el VAR de Cuadra Fernández en Balaídos es un baldón más a un campeonato en el que los grandes siguen siendo favorecidos por los arbitrajes, haya o no haya tecnologías. Y el Barça también lo ha sido, aunque en la capital catalana se escandalicen ahora con los tres penaltis pitados por el asturiano al Celta, sobre todo los de la segunda parte, a favor de Real Madrid.

En la escalada tremenda del "equipo en mejor estado de forma de Europa", según Julen Lopetegui, tiene mucho que ver el impulso inicial que al pelele dubitativo que heredó el formidable centrocampista de Tarrasa le hicieron continuos arbitrajes favorecedores. Con matices, sí, pero con una continuidad en yerros de esos interpretables que siempre caían del mismo lado. Bueno, alguno hubo que no admitía interpretación... Baste recordar la mano de Piqué en Villarreal.

Infografía con los onces y las convocatorias. Infografía con los onces y las convocatorias.

Infografía con los onces y las convocatorias. / Dpto. Infografía / E.F.

Este largo introito apenas es una pataleta inútil, no ya contra la realidad de un país que divide sus grandes pulsiones emocionales futboleras entre el Madrid y el Barça –un mal de fondo endémico que está en la base de la corrosión general–, sino contra el doloroso descrédito de todo el fútbol español, hasta el punto de que es difícil seguir creyendo en sus bondades. Pero el Sevilla tiene otras cuitas entre las que los arbitrajes no son sino condimentos del caldo. Y no tiene más remedio que adaptarse o morir. No queda otra, como en la vida misma.

Y el asunto del Sevilla, más allá de lo arbitral, es que no gana en el Camp Nou desde la víspera de la Inmaculada de 2002. Es decir, desde hace casi 20 años. Y eso es un estigma demasiado doloroso para un equipo que en las 19 Ligas que van de la temporada 2002-03 a la 2021-22 ha atravesado su mejor época histórica, con una decena de títulos, siete de ellos europeos.

Por concluir con el asunto arbitral cabe recordar que está encargado de impartir justicia Sánchez Martínez, un árbitro bastante más cualificado que González Fuertes, pero que estará ayudado en el VAR por ese otro colegiado siempre bajo sospecha que es González González... Precedentes polémicos con el leonés en la sala VOR hay, pero tampoco es cuestión ahora de enumerarlos y sí de recordar que los arbitrajes son elementos del fútbol a los que también debe adaptarse el Sevilla, que ya sufrió la expulsión de Koundé ante el Barcelona en la primera vuelta (1-1), previa provocación de Jordi Alba, cuando le lanzó de mala manera un balón en la banda dándole a Del Cerro Grande un argumento de peso para sacarle la roja, justo cuando mejor estaba el equipo de Lopetegui. Luego Koundé sufrió otra expulsión mucho menos justificable... de manos de González Fuertes. Pero esa es otra historia.

Lo sustancial es que el Sevilla acude al Camp Nou en un momento de ciertas dudas, por los tres empates consecutivos y, sobre todo, por las bajas de dos hombres importantes en la medular: Fernando y Delaney. Además, se cayó de la convocatoria de forma inesperada Óliver Torres, con lo que el centro del campo va con lo puesto.

Si hay un escenario en el que es trascendental presentar un buen campo de minas en la zona ancha ese es el Barcelona en el Camp Nou, máxime si Xavi ha comenzado a hacer carburar al equipo azulgrana recordando la mejor tradición que inició Cruyff y continuó Guardiola. La afición azulgrana, el entorno entero del club catalán, se ha montado en la Xavineta, una broma que ha cundido en las redes sociales y que al propio Xavi le hace gracia... "mientras sea con respeto"... Desde luego, su Barça sí impone respeto, con Aubameyang habiendo marcado 7 goles desde su llegada en enero, con cinco victorias consecutivas en Liga, con la marcha recuperada en Europa y con el impulso moral de la goleada inapelable en el Bernabéu.

¿Y cuál es el papel del Sevilla en este contexto? Desde luego, presentarse y competir. Para ello, Bono se montó en el avión que trasladó al equipo, en el que también iban Diego Carlos y Rekik, dos baluartes importantes, sobre todo el primero, para rehacer una defensa que estaba siendo constantemente asaeteada por las lesiones. Aun sin Acuña, la zaga que presentará Lopetegui será digna del equipo menos goleado de la Liga. Ahora queda saber cómo compondrá el puzle de una medular en el que Gudelj, tras asentarse como central, aspira a cubrir ese rol de medio centro defensivo. Y a ver el estado de Rakitic o Joan Jordán, irregulares en sus últimas comparecencias, y cómo arregla el Sevilla su relación con el gol. Esos son sus problemas. Lo de los arbitrajes... bah. A ver quién sigue creyendo en la Liga.

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