Sevilla FC

Entrenando a algo que se asemeja al fútbol

  • El Sevilla cumple su cuarta sesión de trabajo sólo con acciones analíticas, de readaptación al medio y aún muy alejadas de situaciones reales de juego

Lopetegui coloca un banco en el césped volcado para que reproduzca el jugador que devuelve un pase.

Lopetegui coloca un banco en el césped volcado para que reproduzca el jugador que devuelve un pase. / J.L. Contreras

Los jugadores del Sevilla completaron ayer bajo la lluvia la cuarta sesión de entrenamientos en su hábitat natural, la hierba de la ciudad deportiva, pero en unas condiciones muy alejadas de las cotidianas y de las que reproducen un partido de fútbol.

Es lo que hay en esta fase 2 y lo que permite el Ministerio de Sanidad, trabajos individualizados y muy analíticos que garantizan que haya una distancia de seguridad entre los jugadores para evitar infecciones no deseadas pero que están muy lejos de reproducir acciones en que vayan integradas en un todo las cargas de fuerza, resistencia, técnico-tácticas y cognitivas. El fútbol es un deporte en el que hay acciones abiertas y lo que se lleva a cabo ahora poco tiene que ver con lo que es la actividad diaria de un futbolista.

Está la duda de si será una realidad el sueño de Javier Tebas, que el 12 de junio haya fútbol de competición en España, pero ahora mismo los entrenamientos están muy alejados de que eso sea así. Se espera que en las próximas semanas se vaya avanzando en fases que permitan que se reproduzcan mejor las condiciones que un profesional de élite debe alcanzar en un partido de competición.

Los jugadores del Sevilla, divididos en grupos de seis e individualmente, realizan ejercicios en los que no puede haber contacto con el rival (todo analítico), no hay duelos y no existe la imprevisibilidad del fútbol como actividad de acciones abiertas. Todo está marcado: circuitos cerrados, tanto físicos como de conducción, pase o tiro en los que sí se dan giros, frenadas, aceleraciones, desaceleraciones... todo un conjunto de acciones que sirven al futbolista para ir aclimatándose al medio después de dos meses de entrenamiento en casa, pero que se alejan aún mucho de la competición.

Hasta el campo de entrenamiento ha cambiado y no sólo ya por las mascarillas o los guantes con los que se protegen jugadores y técnicos. Cada jugador tiene un balón individual que no comparte con nadie, ni siquiera en un pase. Para tirar una pared utilizan un banco volcado en el suelo o, como en el colegio, un pase a la chapa de las vallas. Es imposible, por ejemplo, ensayar un control.

Personal de limpieza desinfecta un tirante muscular. Personal de limpieza desinfecta un tirante muscular.

Personal de limpieza desinfecta un tirante muscular. / J.L. Contreras

Personal de limpieza desinfectando constantemente balones y utensilios está presente en el césped e incluso hay dispensadores de gel hidroalcohólico distribuidos por el campo. Ni que decir tiene que no existe convivencia en el vestuario y los futbolistas llegan y se van con la ropa de entrenamiento puesta y reciben una bolsa con la del día siguiente.

Se ejercitan con GPS para monitorizar todos sus datos y respuestas fisiológicas a los esfuerzos de alta intensidad y sprints (frecuencia cardiaca, capacidad de recuperación...).

En la fase 3 ya podrá haber pases entre compañeros, pero no duelos individuales, que no llegarán hasta la fase 4, cuando se podrán reproducir situaciones reales de juego en espacios reducidos, lo que sí se asemeja ya algo al fútbol. Hasta entonces, ni un simple rondo, lo más básico en un entrenamiento. Lo de ahora está todavía muy lejos.

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