El Sevilla de Julen Lopetegui y de Monchi dejó en su debut liguero una muestra de la idea de equipo que tienen ambos. Lo hizo ganando, una buena señal, pese a que el Espanyol lo obligó poco. Quizá porque, pese a estar más rodado, se cansó de toparse con un muro pétreo, el formado por el centro del campo y los centrales, con el equipo bien plantado tanto en el repliegue rápido como en la presión adelantada. Ya con 0-1, el Sevilla se puso en el campo del Espanyol hasta con seis y, a veces, siete futbolistas para impedir la salida limpia del rival. La idea no cambió.
Lo menos positivo fue la ausencia de profundidad, en un once en el que sorprendió Nolito y en el que Ocampos no terminó de romper desde la derecha. También faltó una pieza en los tres cuartos que les diera continuidad a los ataques, labor en la que a Óliver Torres le faltó decisión. En cambio, los laterales fueron volátiles y llegaron a la línea de fondo con asiduidad. El 0-1 fue producto de ese prurito ofensivo de Jesús Navas y Reguilón, centrador y goleador, tras el cabezazo de De Jong que sacó milagrosamente Diego López.
Defensa
Este Sevilla tiene claro que es mejor defender desde líneas adelantadas y para ello se fía al buen posicionamiento de sus mediocampistas, sobre todo Fernando y Joan Jordán, que salían sin miedo a presionar para robar o recuperar la posición si eran superados. La pareja de centrales formada por Diego Carlos y Carriço se compenetró en la marca de Ferreyra y en los barridos y coberturas y los interiores ayudaron a la presión y a tapar a los laterales. Ahí destacó sobre sus compañeros de línea Ocampos.
Ataque
El Sevilla echó de menos a un organizador en el medio, aunque Joan Jordán le dio continuidad a la salida con criterio. A veces hubo precipitación y De Jong estuvo desasistido de balones, aunque los laterales sí percutieron, apoyándose y desdoblando a los interiores. Fue la mejor arma de un Sevilla que rompió el partido gracias a la pujanza ofensiva de Reguilón. Con 0-1, Nolito no supo concluir un par de contragolpes, pero definió perfectamente en el 0-2.
Virtudes
Buen control del partido desde el posicionamiento y la presión.
Talón de Aquiles
Sin un cerebro claro, llegó poco.
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