Hora de que el Sevilla de Lopetegui certifique la Champions

Athletic Club - Sevilla FC | La previa

El equipo de Nervión busca un giro a sus recientes visitas a Bilbao para que la Champions, con el Villarreal a tres puntos, no peligre

Ocasión para que el preparador vasco rote a medio equipo

Lucas Ocampos, en el centro, en un rondo de un entrenamiento sevillista.
Lucas Ocampos, en el centro, en un rondo de un entrenamiento sevillista. / LaLiga

Aún fresquísima en la conciencia la rocambolesca jugada final de la noche del Eibar, y todo el que respira en sevillista debe enfocar ya a otro litigio en ciernes. Esto no para. Aún quedan cuatro jornadas y encima el Villarreal vuelve a apretar, a tres puntos con su victoria de ayer en Getafe. Ese póker de comprimidos partidos obran como recta final. Y todos, también el Sevilla, atraviesan los últimos metros hasta la meta ladeando sus cabezas, con la boca abierta y el ácido láctico por las nubes. Se vio en la esforzadísima victoria ante el rocoso escuadrón de Mendilibar: los sevillistas están locos por acabar. Como todos. También el Athletic Club.

Los partidos de esta extraña y desvirtuada Liga de jugadores fatigadísimos y gradas silentes suelen ser de ritmo cansino, monocorde, y ricos en imprecisiones. El primero que acierte suele tenerlo casi hecho, pues para rematar hay que estar fresco de cabeza y piernas. Los goles cotizan muchísimo. Y eso tiene toda la pinta de suceder esta noche en el nuevo San Mamés.

Departamento de Infografía
Departamento de Infografía

Tanto Athletic Club como Sevilla son equipos bien estructurados, sólidos, con un profundo respeto al concepto colectivo de este juego llamado fútbol. Pero ambos también flaquean en la suerte suprema del gol. Los vascos apenas han hecho 38 goles en 34 jornadas. Sólo siete equipos empeoran esos registros. Y encima hoy no dispondrán del sancionado Raúl García, el hombre que susurraba a los árbitros... y a todo el que se le acerque durante el partido.

Sí que actuará en vanguardia Iñaki Williams, quien aún no ha cantado gol desde que la Liga volvió el pasado 11 de junio. El rapidísimo delantero desarmó él solo al Sevilla en el partido de la pasada Liga en este mismo escenario con dos acciones de jugador carísimo. Hoy, asumirá aún más responsabilidad con la ausencia del otro gran estilete.

El Athletic es noveno con 48 puntos, a tres de su vecino y rival en la final de Copa, la Real, que detenta la séptima plaza, última que da el visado europeo. Quiere ello decir que los denominados leones deben salir hoy enseñando colmillos y garras, y desnudándose atrás más de lo que le gustaría a su defensivo preparador, Gaizka Garitano.

El histórico equipo vizcaíno actuará, además, dolido en su orgullo por el desigual trato arbitral en los pisotones a Marcelo y Raúl García en el Athletic-Real Madrid del pasado domingo en el mismo escenario del pleito de hoy. Así que, si las fuerzas no sobran, el encrespado ánimo obrará como factor compensatorio.

Mientras, el Sevilla acude con la considerable inyección moral de sus dos últimos triunfos, ante el Leganés (0-3) y Eibar (1-0), que han prolongado a once su racha de partidos de Liga sin caer. Ese último arreón deja a los de Lopetegui en una posición ciertamente ventajosa para certificar su pase a la próxima Champions, pero ojo que el Villarreal no se rinde. Una victoria en el Bocho dejaría a los de Nervión en la mismísima puerta hacia las estrellas, pero una derrota deja a los amarillos a una victoria de desbancarlos de la zona de Champions.

Y aunque el Sevilla es esta campaña un visitante peligrosísimo –apenas cuatro derrotas, ocho victorias y cinco empates en 17 desplazamientos–, la historia contemporánea enfría las expectativas de los sevillistas, que encadenan nueve derrotas ligueras en Bilbao.

Lo de hoy sucederá entre el esfuerzo del pasado lunes y el del próximo domingo ante el Mallorca en Nervión. Tiene pinta de que esta noche cambie medio equipo: además de Bono por el lesionado Vaclík –ojo a la vuelta del marroquí tras lo del Cluj–, los Koundé, Reguilón, Gudelj, Joan Jordán, Suso o En-Nesyri. No será fácil que ganen. Pero tampoco que caigan.

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