Vivimos tiempos tan extraños y excepcionales, que el vetusto y modesto campo de Linarejos será hoy para el Sevilla una plaza mucho más caliente y hostil de lo que lo fue el pasado sábado el Benito Villamarín, un imponente coliseo para casi 60.000 espectadores que padeció su primer derbi a puerta cerrada. Esta tarde-noche, a las siete y media, el feudo jiennense sí que podrá acoger a unos 2.500 espectadores, gracias a esa inexplicable arbitrariedad que prohíbe público en los campos de Primera y Segunda, pero no en los de categorías inferiores a esas dos profesionales.

En Linares es día de fiesta. Moderada por las necesarias las restricciones, pero fiesta al fin y al cabo. Tratará el equipo blanquiazul, que retornó esta temporada a Segunda División B después de tres campañas en Tercera, de sembrar de ocultas y eficaces trampas el irregular césped para incomodar a todo un equipo de Champions, que de momento se mantiene en el selecto grupo de 16 que aún pueden conquistar la Orejona.

Curiosamente la presencia del equipo hispalense en la ciudad jiennense será bajo las tres denominaciones de los locales en su historia, ya que antes fue frente al Linares CF y CD Linares, con triunfo visitante en partidos de Segunda División y de la Copa del Rey, respectivamente.

La señera localidad linarense se ha apuntado a la moda de otras como Leganés y saluda la llegada de un ilustre con desenfado y buen humor, que de tragedias y momentos de gravedad ya está el personal harto con la que viene cayendo desde marzo. Y el equipo que adiestra Alberto González tiene preparado “carbón” para esos Reyes europeos cargados de copas.

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El preparador trabajó en el Betis. Y también el portero titular, Razak, tiene pasado verdiblanco. Para que a la eliminatoria a partido único no le falte el picante del morbo. El Linares empató en casa a uno ante el filial verdiblanco en su último partido del subgrupo B del grupo IV de Segunda B, donde es tercero a tres puntos del líder, el UCAM Murcia.

¿Y el Sevilla? Pues el Sevilla habrá de andarse con muchísimo cuidado. Como ha indicado Julen Lopetegui, el Linares no es el Ciudad de Lucena. Y si ante los cordobeses el preparador vasco alineó un equipo con tres de sus habituales titulares –Bono, Joan Jordán y De jong–, es de suponer que hoy, ante un rival de un nivel superior, amplíe la nómina de habituales en el once para evitar sorpresas. Porque una sorpresa te envía a la cuneta. E irse a la cuneta de forma tan estrepitosa podría tener unos efectos muy perniciosos en el caminar sevillista en los otros dos frentes, la Liga y la Champions.

El propio Lopetegui no termina el favor pleno y rotundo del sevillismo pese al cuarto puesto del pasado campeonato, la sexta Europa League, el cómodo pase a los octavos de la presente Champions y morar en la zona de arriba de la tabla de Primera aun con dos jornadas menos que muchos. Y más tras el decepcionante derbi que cuajaron los suyos el sábado. Él es el primero que debe andarse con mucho celo en una empresa, la de hoy, en la que tiene muchísimo que perder y menos que ganar.

Que se hayan quedado en Sevilla Jesús Navas, Diego Carlos, Lucas Ocampos y Carlos Fernández despeja varias equis para la configuración del equipo inicial: Aleix Vidal será el lateral derecho, Sergi Gómez puede acompañar a Koundé en el eje de la zaga y Rekik dar descanso a Acuña, por delante, Fernando retorna y la duda estriba en si Lopetegui lo reservará, visto lo necesario que es. Sin Ocampos, Idrissi debe repetir, como en Lucena, y también Óscar o Munir apuntan a titulares hoy. El sábado saltará la Real en Nervión y el martes siguiente aguarda el Atlético en su feudo y conviene administrar energías, pero ojo: en Linares esperan con un saco de carbón.