SD Eibar - Sevilla FC

Lopetegui necesita romper para seguir igual

  • El Sevilla busca una cuarta victoria seguida a domicilio que lo relance en la tabla

  • Las necesarias rotaciones brindan la opción de cambiar el fallido plan ofensivo

Munir, en plenos ejercicios físicos en la sesión previa al partido de hoy.

Munir, en plenos ejercicios físicos en la sesión previa al partido de hoy. / Antonio Pizarro

Jamás en su dilatadísima historia de venturas y desventuras en Primera ha logrado el Sevilla enlazar cuatro victorias seguidas lejos de Nervión. Y a eso aspira a una extraña hora, las siete de la tarde de una jornada laboral. Asume el reto en un rodeo especial, de una personalidad indudable. Ipurua ya echa raíces en el concierto de Primera y allí, en ese engañoso paradigma del fútbol físico –como si a los armeros no les gustara jugar bien, cosa que hacen más de lo que su reputación dicta–, saltará el Sevilla de Julen Lopetegui dispuesto a olvidar el disgusto del pasado domingo.

Se maneja este Sevilla embrionario de Lopetegui entre su admirable desempeño defensivo, sin conceder apenas ocasiones, sobre todo de viajero, y su magra producción ofensiva. Alguno puede pensar que una cosa va con la otra. Que en la virtud está el pecado. Que si el Espanyol le remató dos veces entre los tres palos, el Granada ninguna y el Alavés tampoco, es también por el celoso juego de control, con profusión de centrocampistas, falsos extremos y ni un solo enganche que suele disponer el preparador de Asteasu.

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Como el Real Madrid le recetó en Nervión el pasado domingo esa misma medicina y los sevillistas se quedaron sin probar una sola vez si Courtois podía extender sus brazos, se ha avivado el debate sobre la conveniencia de buscar alternativas tácticas al juego de ataque de los blancos.

Hoy, en este viaje emparedado entre los compromisos caseros ante Real Madrid y Real Sociedad, conviene seguir tirando de fondo de armario, como el pasado jueves en los confines de Europa. En Bakú los llamados al relevo respondieron, pero el Eibar se antoja un escollo bastante más duro que el Qarabag.

Y en ese trasiego de jugadores, es posible que Julen Lopetegui halle la fórmula para aparejar a su mayúscula firmeza defensiva una copiosa producción ofensiva. El entrenador aireó ayer en la rueda de prensa que su escuadra es la que más llega al área. De intimidar, de atacar con colmillo, rematar, de probar al portero del rival no habló. Y esas llegadas francas han sido mucho más contadas en estas primeras cinco jornadas. De ahí sus raquíticos cinco goles a favor.

Además, no siempre va a aparecer Joan Jordán para sacar las castañas del fuego con su mágico golpeo a balón parado, como sucedió en la última salida a Mendizorroza, de un pelaje similar a la de esta tarde en el mismísimo corazón de Euskadi.

Precisamente Jordán parece llamado a repetir en el once inicial por su familiaridad con este escenario donde tan buen fútbol destiló de azulgrana. Banega, que ante el Real Madrid jugó todo el partido y acabó muy cansado –Jordán también, pero fue sustituido en el minuto 69– apunta más a sentarse en el banquillo para que Óliver Torres trate de repetir el buen son que mostró en Bakú y el rato que actuó ante el Madrid. Gudelj, que también pidió más minutos en el debut europeo, puede dar descanso a Fernando, al que le aguarda un exigente examen el domingo ante la pujante Real de Odegaard y Oyarzabal.

La miga en el rompecabezas de Lopetegui está más arriba. En los tres jugadores más ofensivos de ese 4-3-3 (¿o es un 4-5-1?) que pone en liza. De Jong se mata a trabajar como único delantero, incluso depara ratos de buen juego, como en la primera parte ante el Madrid, pero apenas se pone de gol. Tampoco lo ayuda que se incorporen tan pocos elementos al área cuando el Sevilla centra desde las alas, que es casi siempre porque (ésa es otra), falta un mediapunta que engarce por dentro.

Con la pelota el Sevilla toca con gusto, es vertical y más o menos directo, pero su progresión, que desemboca hacia fuera, se pierde en centros con pocos visos de remate. Urge que Lopetegui lo solucione. Munir, Chicharito, Rony... Piezas hay para buscar alternativas, agitar el árbol.

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