Osasuna - Sevilla | La previa

En el Sadar, corazón caliente y mente fría

Carriço, Diego Carlos y Fernando bromean en el aeropuerto de San Pablo.

Carriço, Diego Carlos y Fernando bromean en el aeropuerto de San Pablo. / Juan Carlos Muñoz

Se presenta para cerrar la decimosexta jornada de Primera División un señor partido de fútbol. Si un Osasuna-Sevilla siempre ha tenido un atractivo especial, por la forma en la que defiende su corral el equipo local y por cierta competitividad que surgió a principios de este siglo, cuando ambos equipos estaban igualados en cuanto a sus propuestas futbolísticas y sus necesidades, el contexto de este encuentro enriquece aún más los matices.

Joseba Arrasate frente a Julen Lopetegui, un vizcaíno contra un guipuzcoano; un entrenador que aprendió el oficio desde los bajos fondos frente a otro que, tras disfrutar de los parabienes de la aristocracia, se vio traicionado en los grandes salones del fútbol español. Dos concepciones distintas. Dos trayectorias confrontadas. Uno de los mejores locales frente al mejor visitante. Un cita de envergadura.

Quien haya visto fútbol en El Sadar sabrá que, más allá de prejuicios y tópicos, es uno de los estadios españoles donde más se vive el fútbol y más de cerca. Y si el Osasuna de Arrasate viene de una racha de 33 partidos sin perder en su feudo, con ascenso de categoría de por medio, es fácil imaginar que esa sinergia entre equipo y afición está intacta pese al accidente del precedente en El Sadar ante el Athletic. Lopetegui lo resumió así, sin tapujos: "Creo que el Athletic fue inferior a Osasuna claramente".

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OSA-SEV / Infografía

Más diplomático que con Gaizka Garitano estuvo Lopetegui con Arrasate, al que calificó de un “grandísimo entrenador”. El entrenador del Sevilla sorprendió por los continuos elogios al rival que tendrá en liza este domingo a última hora. Destacaron las palabras dedicadas al ritmo, el dinamismo, la viveza que intuye en el juego del Osasuna, con futbolistas en buen estado de forma y haciendo goles, como los menudos Chimy Ávila o Rubén García o el más espigado Roberto Torres, un héroe rojillo que simboliza la lealtad y la energía navarras. Toda su vida lleva en Osasuna a sus 30 años cumplidos.

Frente a ese Osasuna que quiere curar la herida que le infligió el Athletic, injustamente según Lopetegui, el Sevilla debe arrostrar el encuentro con el corazón caliente y la mente fría. Será un partido dinámico, eléctrico por momentos, con continuas idas y venidas si nadie se hace con la posesión de la pelota. Lo tratará de hacer el conjunto de Lopetegui, pero no le será fácil ante un equipo ávido en la presión y rápido en los ataques y los movimientos ofensivos: será una dura prueba para el núcleo duro del Sevilla, de su estructura defensiva.

Y llegados a este punto es necesario hacer una parada en los condicionantes del encuentro por la parte sevillista, condicionantes referidos al estado físico de algunos de sus puntales. Lopetegui montó en el avión a Jesús Navas y a Fernando a sabiendas de que ambos no están en plenas condiciones. El primero sufrió un pinchazo ante el Valladolid, jugó tocado frente al Leganés y se resintió en los entrenamientos, en los que apenas ha participado durante esta semana limpia de competiciones. El segundo se perdió la cita ante el Leganés y sólo ayer, antes de subirse al avión, se ejercitó con el grupo, tras estar curándose de su lesión. Pero Fernando ha jugado todos los partidos a domicilio y el de hoy es de alto voltaje.

Tendría que estar medio cojo el veterano medio centro brasileño para no jugar hoy en El Sadar, donde el oficio, la inteligencia táctica y la agilidad mental, siempre con el corazón caliente, serán fundamentales. Y quien mejor encarna todo eso es Fernando. Con él o sin él, el Sevilla debe demostrar que es el mejor visitante de la Liga. Y que quiere seguir siéndolo.

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