Si hubiera que imaginar un club que ha sido ejemplo, en este siglo XXI, en Europa del triunfo de David sobre Goliat, del espíritu de superación y de la emoción del deporte de élite, habría que ser muy despistado para obviar al Sevilla. El triunfo del Villarreal en la UEFA Europa League, tomando el testigo del hexacampeón, sobre un gigante mundial como el Manchester United, uno de los fundadores y luego arrepentidos de la Superliga, viene a ratificar ese espíritu de la lucha del pequeño con el grande. Y parece obvio que el Sevilla es un paradigma del triunfo del mérito, del milagro de la igualdad que produce el balón cuando rueda sobre el césped y no se deja llevar solamente por los números de las cuentas bancarias.

Este jueves, las Grandes Ligas Europeas mantuvieron una magna reunión que vino a ser como un gabinete de crisis por el empecinamiento en la Superliga que siguen esgrimiendo Florentino Pérez, aliado con Joan Laporta y Andrea Agnelli, homólogos del presidente del Real Madrid en el Barcelona y la Juventus. Las Ligas Europeas (Europeanleagues.com) son una asociación que reúne a 37 ligas de fútbol profesional que representan a más de 1.000 clubes de 30 países de toda Europa. Y el Sevilla fue una de las cabezas visibles entre los más de 300 clubes que se reunieron ayer en Madrid, al conjuro de Javier Tebas, LaLiga y la CAP (Club Advisory Platform), la Plataforma Consultiva de Clubes que las Grandes Ligas Europeas han creado para asesorar a ligas y federaciones y para componer un frente común frente al peligro agresivo de la clasista Superliga.

En esa élite europea está el Sevilla en lugar destacado, como ese paradigma de club limitado socioeconómicamente, sin ser de una gran capital europea, que ha llegado a la cima del fútbol en el Viejo Continente por la buena gestión continuada, tanto en lo deportivo como en lo económico. Con un presupuesto de apenas 200 millones de euros se codea cada año con los grandes de Europa.

La temporada pasada superó en el césped a dos ingleses y dos italianos con presupuestos muy superiores (Roma, Wolverhampton, Manchester United e Inter) para ganar su sexta Europa League y su séptimo título continental, incluyendo la Supercopa de Europa que ganó al Barcelona en 2006.

Y esta temporada ha logrado con mucha antelación la clasificación para la Champions por segundo año consecutivo y vía Liga. Sólo hay ver cómo ha quedado configurado el bombo 2 para el sorteo del máximo torneo continental para comprobar ese crecimiento de un pequeño igualado con los gigantes del continente: Real Madrid, Barcelona, Liverpool, Juventus, PSG, Manchester United, Sevilla... y Chelsea u Oporto, dependiendo de quién gane este sábado la final inglesa entre los londinenses y el Manchester City, que ya figura en el bombo 1.

El primer bombo, que recoge a los campeones, ya acogió al Sevilla el año pasado por ganar la Europa League y este año presenta un refrescante perfil ante la revolución que ha habido en las grandes ligas, con nuevos campeones: Inter, Atlético, Sporting, City, un invitado inesperado como el Lille, el Villarreal... Sólo sale de esa pauta el Bayern Múnich, que ha vuelto a ganar la Bundesliga. Cosas del verdadero espíritu de competición y superación, la igualdad a través del balón y de la buena gestión. Un guantazo a la Superliga. Todo eso que viene a representar el Sevilla, que lució el palmito del paradigma del mérito ante el fútbol europeo.