Hacía muchos años que el Sevilla no contaba con un futbolista que significara tanto para el equipo en una posición tan determinante como la del medio centro defensivo. El puesto de 6 ha sido como una especie de espina clavada tanto para Monchi como para sus efímeros sucesores en el cargo. Desde la salida de futbolistas como Martí o Poulsen, que, con sus distintas cualidades técnico físicas, sí tenían esa capacidad táctica y esa inteligencia futbolística para darle coherencia estructural al equipo. Pero luego los diferentes futbolistas que passaron por esa posición no terminaron de cuajar, por una u otra circunstancia. Hasta que llegó Fernando.

Haciendo un somero repaso a los futbolistas que han jugado ahí cabe recordar el paso de Duscher, en aquel equipo que fue tercero con Jiménez, en el que actuaba junto a Romaric. Pero el argentino, por ejemplo, se vio condicionado negativamente por una expulsión en Nervión que llegó acompañada por derrota (1-2). A Fazio los técnicos intentaron adaptarlo al puesto de medio centro, sin que le gustara ni al futbolista ni a la afición.

Zokora fue muy irregular y también algo indisciplinado tacticamente, aunque contribuyó a ganar la Copa de 2010. Medel llegó para hacerse un sitio ahí, pero tuvo muchísimos altibajos emocionales, expulsiones sonoras y puede que hasta injustas, como las del Sevilla-Barcelona o el Betis-Sevilla, y su traspaso casi fue un alivio en la revolución de la plantilla de 2013, año en el que el Mónaco pagó la cláusula de rescisión de Kondogbia, un futbolista entonces muy joven que sí apuntaba magníficas maneras, sin ser tampoco un medio centro ancla tan específico como Fernando.

Posteriormente, Krychowiak, pese al excelente rendimiento que le sacó Unai Emery, y al millonario traspaso al PSG (30 millones) también era un jugador con algunas lagunas tácticas, más potente que inteligente tácticamente, y con problemas en el juego aéreo y con el balón en los pies. Y M’Bia se destapó más como un centrocampista todoterreno más dado a la llegada y a pisar área con peligro que a resguardar su zona con garantía.

Por último, a N’Zonzi lo firmó Monchi como 8, pero entre Emery y Sampaoli lo adaptaron al puesto de 6. Tenía una indudable calidad, pero algunos problemas disciplinarios mancharon su trayectoria antes de que el propio Monchi ofreciera la solución llevándoselo a la Roma. Y, ya por último, ni Gonalons, por su fragilidad física, ni Amadou, cedido en el Norwich tras un primer año decepcionante, respondieron el curso pasado.

Fernando está sorprendiéndose a sí mismo por la forma en la que se encuentra y por cómo ha encajado en el once de Lopetegui, en el que es la dovela clave que sostiene todo el arco estructural del equipo. Encima, en el derbi, realizó un partido completísimo, con una doble función: estuvo muy pendiente de Fekir, sin olvidar su función de 6, es decir, barrer por delante de la defensa, impedir la llegada franca de los mediocampistas o mediapuntas a la corona del área, realizar las coberturas a los laterales, salir a presionar en los fases inciertas y contribuir con su calidad a darle salida al balón...

Además de secar a Fekir, realizando permutas en la vigilancia con otros jugadores, como Diego Carlos, Fernando dio otra lección de inteligencia táctica, de atención y concentración constante, de posicionamiento en el campo... Lo ayuda su experiencia, pues en julio cumplió 32 años. "Siempre quise jugar en la Liga española y cuando Monchi me llamó yo estaba encantado. Sabía que tenía que trabajar mucho para jugar, tenemos una buena plantilla. Me siento como si tuviera 25 años, en mi momento actual creo que puedo aguantar 4 ó 5 años más", dijo en SFC Radio.

La mejor prueba de que es una piedra angular del equipo es que el único partido en el que faltó en la Liga, ante el Atlético, Lopetegui tuvo que cambiar el sistema, renunciando a su casi intocable 4-3-3, para convertirlo en un más seguro 3-5-2. Fernando ha disputado todos los minutos de los 12 partidos ligueros que ha jugado. Lopetegui apenas lo ha utilizado media hora un partido europeo. Y la duda llegará cuando al Sevilla se le acumulen partidos importantes de eliminatorias con citas ligueras. Porque si hay algo evidente es que Fernando sostiene el edificio.