Sevilla - Valencia

La previa: Ante la penúltima flauta

Diego Carlos, En-Nesyri, Fernando, Rakitic y Aleix Vidal, durante el entrenamiento previo.

Diego Carlos, En-Nesyri, Fernando, Rakitic y Aleix Vidal, durante el entrenamiento previo. / Antonio Pizarro

Otra vez el minuto 94 frustró una gran esperanza del Sevilla. Pero la esperanza es lo último que se pierde y además el equipo de Julen Lopetegui ya no tiene absolutamente nada que perder en realidad, por lo que hoy se reencuentra con el fútbol para intentar sanar ese resquemor de un rebote que lo privó de estar en estos momentos metido de lleno en la olla a presión que es la lucha por el título de Liga. El primer puesto ya se le quedó demasiado lejos como para esperar imposibles carambolas. Pero aún tiene la posibilidad, muy complicada también, de subir algún escaloncito más en la Liga. Y para ello debe retomar la senda del triunfo, esa misma que llevaba antes del gol de Williams sobre la bocina y que lo hizo descarrilar cuando más lanzado iba.

Toca jugar ante el Valencia, un equipo "liberado", en palabras de su técnico salvador, un hombre que hace honor a su nombre de pila cada vez que su club lo requiere. Voro, Salvador González Marco en el Registro Civil, fue el que logró que el Valencia, por fin, se sacudiera todos sus fantasmas con un holgado triunfo sobre el Valladolid (3-0) y ya salvado virtualmente visita el Ramón Sánchez-Pizjuán sin más prurito que el honor de intentar mantenerle la mirada al equipo que según el técnico valenciano es el espejo para el club de Mestalla.

Sevilla-Valencia. Sevilla-Valencia.

Sevilla-Valencia.

El Sevilla descarriló ante el Athletic, quizá llevado por la ansiedad de verse de lleno y de forma inesperada en la lucha por el título, y no terminó de cuajar la faena grande en Madrid. El empate dejó una sensación agridulce en el aficionado sevillista, que vio cómo otra vez el equipo merengue se las aviaba para procurar un disgusto inesperado. Porque si inesperado fue que Martínez Munuera se corrigiera y pitara el penalti por manos clamorosas de Militaono sólo empuja a Diego Carlos sino que abre el otro brazo por ver qué otro estorbo puede hacer, como protegido por un halo de impunidad–, más lo fue que ese Sevilla habituamente rocoso y hecho a aguantar firme con resultados cortos volviera a dejarse robar la cartera en el último instante, como le pasó en la aciaga noche del Camp Nou.

Los grandes tienen estas cosas y al Sevilla le cuesta todavía sacudirse la pelusilla del equipo menor que se deja acogotar por las lógicas embestidas de un enemigo más fuerte, por mucho que éste no esté en sus mejores días...

La pregunta que se hace el aficionado sevillista es por qué este equipo que le aguanta el pulso a un finalista de la Champions, como el Chelsea, en Londres, que es capaz de remontar ante titanes como el Manchester United o el Inter no termina de ganar el pulso a los gigantes españoles.

Por esto mismo, el premio del tercer puesto sería una forma preciosa, hermosísima, de paliar de alguna manera las heridas que dejó ese maldito minuto 94 ante el Barcelona, jugándose la final de la Copa, y el Madrid, jugándose entrar de lleno en la pugna al rojo vivo por la Liga. Y para que eso suceda el Sevilla de Lopetegui debe ganar al Valencia sin mirar lo que hagan los otros.

El técnico guipuzcoano invitó a sus jugadores a eso, a mantener la ilusión y la esperanza sin mirar más allá de un Valencia al que calificó como el equipo más rápido de la Liga en las transiciones. En esto deben concentrarse los futbolistas del Sevilla, quienes, más allá de la manida mano de Militao, sufrieron dos acciones por rápidos contragolpes del Madrid que no fueron gol de milagro, el anulado a Benzema y el penalti de Bono, y perdieron así ante el Athletic. Fueron lecciones a tener en cuenta para poder ganar. Y ya luego esperar a que suene alguna flauta...

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