Sevilla FC

Contracrónica: Empecinado 'ma non troppo'

  • A la apuesta por el once de Rumanía unió Lopegegui un fútbol más vertical y nada sobón para pagar con su misma moneda al Getafe, el equipo de moda

La diferencia entre la tozudez y la tenacidad no tiene muchos matices diferenciadores desde el punto de vista estrictamente léxico. Sin embargo, la primera tiene una carga negativa de cierta irracionalidad y la segunda una carga positiva de perseverancia. Julen Lopetegui perseveró en su once tipo para batirse el cobre en uno de los campos más difíciles actualmente en España, un campo tradicionalmente huraño para el Sevilla. Y apostó por el mismo equipo que empató en Rumanía entre críticas generalizadas. Le salió redondo.

Se podría tachar a Lopetegui de empecinado, aunque el matiz que hizo ganador al Sevilla en Getafe tuvo que ver tanto con la elección del mismo once que tres días antes, salvo la entrada por Escudero de Reguilón, al cabo determinante, como con la forma de juego. Sin Banega en el campo por segundo partido consecutivo, con Gudelj incrustado entre los dos centrales, como hombre libre o tercer central, y dos futbolistas hechos a la brega constante, como Fernando y Joan Jordán, el Sevilla en esta ocasión abandonó el pasecito horizontal y hacia atrás y optó por el despeje directo, el balón en largo, el juego vertical a la más mínima duda, para no concederle al Getafe una de sus carnazas preferidas, el robo por presión arriba.

Justamente así empezó a ganarle el Sevilla al Getafe, con muchos futbolistas realizando una presión alta y aprovechando el resbalón de Etebo en la esquina del área. Porque si fue clave que Reguilón, que se levantó inmediatamente tras un resbalón suyo previo, estuviese atento, también lo fue que hubiese dos futbolistas en el área, con la caña puesta, prestos al remate.

Julen Lopetegui junto al preparador físico, Óscar Caro, en el banquillo visitante de Getafe. Julen Lopetegui junto al preparador físico, Óscar Caro, en el banquillo visitante de Getafe.

Julen Lopetegui junto al preparador físico, Óscar Caro, en el banquillo visitante de Getafe. / Joaquín Corchero

No fue, ni mucho menos, una jugada producto del azar, aunque mediara el infortunio de Etebo. Lopetegui le arrimó su misma medicina a Bordalás. Y el Sevilla siguió remangado para no concederle ni una ventaja al Getafe.

Para lograr su empeño, Lopetegui volvió a apostar por la versión más física de su equipo pese al desgaste de haber jugado en un mal césped con ese mismo once, salvo Reguilón, sólo tres días antes. El Getafe también tuvo desgaste físico ante el Ajax con el mismo escaso margen de recuperación, y eso terminó siendo decisivo. Porque a los azulones quizá les faltó ese punto de agresividad o acierto en su presión adelantada, en su habilidad para ganar segundas jugadas, y ahí empezó a ganar la batalla un Sevilla que comenzó bien plantado y terminó paseándose en el incomodísimo Coliseum.

"Necesitábamos reivindicarnos como equipo", dijo el guipuzcoano tras el triunfo. Las imágenes al final del partido ilustran sobre la angustia de la que se liberó un equipo que se fajó en el eje, con un soberbio partido de Koundé, Gudelj, Fernando y De Jong. La verdina en las calzonas de Ocampos o De Jong le ponían color a su trabajo. El argentino, metido siempre, marcó el 0-1, el holandés dio el 0-2 y ofreció una referencia para ese juego más directo y el francés, leyendo perfectamente su reubicación como carrilero derecho desde el minuto 72 (Sergi Gómez por Suso), marcó un gol de calidad, por cómo leyó los tiempos de la jugada. Ahí tiene un lateral que defiende y sabe atacar Lopetegui.

El día que el Sevilla renunció al inocuo pero temerario rasear del balón, Lopetegui, el empecinado ma non troppo, dio con otro plan de juego y volvió a zona Champions.

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