Supercopa de España

Tánger, un destino asimilado y ya definitivo

  • La RFEF hace oficial la sede y el día de la Supercopa y el Sevilla omite la confirmación en sus medios oficiales

Luis Rubiales, en Sevilla junto al presidente de la RFAF, Eduardo Herrera, y el consejero de Deportes de la Junta, Francisco Javier Fernández.

Luis Rubiales, en Sevilla junto al presidente de la RFAF, Eduardo Herrera, y el consejero de Deportes de la Junta, Francisco Javier Fernández. / Belén Vargas

Lo esperado ya es definitivo. La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) hizo oficial el anuncio de que la Supercopa de España se disputará a partido único en Tánger, el día 12 de agosto, a las 22:00. Al final siempre ganan los mismos y el Sevilla "por obligación", como dijo su presidente, José Castro, o por la compensación de un millón de euros que se llevará por no cumplir con sus abonados, a los que se le incluía el encuentro con el Barcelona y que ahora se deberá reinvertir para ayudar a los que quieran con el desplazamiento a Marruecos, la disputará.

El culebrón acabó como se intuía. Con la imposición de jugar el primer título de la temporada a un solo partido (lo cual debería ser lo normal a partir de ahora aprovechando esta coyuntura, siempre que se anuncie con tiempo) y no a dos porque las fechas previstas en un principio coinciden (la del 5 de agosto) con la intocable y millonaria gira estadounidense del Barcelona, en una sede extranjera que pasa por caja, como ha pasado en otras ligas. Tras varios cruces de declaraciones entre Castro y Luis Rubiales, presidente de la RFEF, todo quedó en nada y las quejas del dirigente nervionense no fueron atendidas, pese a que como recordó éste, el Sevilla "tiene libre la fecha del 5 de agosto porque suspendió un amistoso".

El Sevilla tendrá derecho a 6.000 entradas, como el Barcelona, y estudiará las fórmulas para ayudar al desplazamiento de los aficionados

Rubiales, que estuvo en la capital andaluza el viernes en un acto de la Federación Andaluza de Fútbol tras el que coincidió con Castro en una reunión, llegó a decir entonces que jugar en Tánger "beneficia a las dos aficiones, especialmente a la del Sevilla" –muchos ferrys al país vecino no habrá tomado últimamente– y que las relaciones con el Sevilla "eran buenas", a lo que Castro respondió en los medios oficiales de la entidad que su equipo jugaría el encuentro "porque se lo ha ganado y por la posibilidad de obtener un título, pero no porque el club esté de acuerdo". "Jugamos en una fecha y allí, cuando se confirme, porque la Federación nos obliga a ello".

Ya estarán informados, pese a que ayer no aparecía información al respecto en la página web oficial del Sevilla ni en su cuenta de Twitter, Castro y Pablo Machín, éste seguramente más preocupado por el tema de fechas por otros motivos. Jugar el día 12 en Tánger supone regresar a Sevilla el día 13, con el equipo, en caso de superar la eliminatoria de Liga Europa ante el Újpest húngaro, a las puertas de la vuelta de la tercera eliminatoria que debería acometer el 16 de agosto (la idea es una semana antes). Si encima toca un desplazamiento lejano, la Supercopa, que debería ser una oportunidad y una fiesta, se podría convertir en otro quebradero de cabeza para el técnico nervionense más allá del enfrentamiento con el Barcelona.

Sea como fuere, con el anuncio de la Federación se pone fin a una historia que, cual culebrón televisivo, todo el mundo sabía cómo iba a acabar. Ahora hay que esperar a la reacción de la afición del Sevilla, que en redes sociales pidió desde el no desplazamiento de seguidores a acudir con el filial a la cita en Marruecos. Lo que está claro es que no es un viaje ni fácil ni barato para ningún hincha y que es más que probable que en las "modernas instalaciones" del estadio de Tánger, según pregona la RFEF, en las gradas con capacidad para 45.000 espectadores haya mucho más aficionados locales que de los dos clubes implicados en la contienda.

Falta por saber ahora, en cualquier caso, la fórmula con la que el Sevilla pretende ayudar al seguidor que desee desplazarse, y como apuntaba hace unos días en un comunicado, "la fórmula más idónea para compensar a sus abonados por la imposibilidad de poder celebrarse el partido de ida de la Supercopa en el Ramón Sánchez-Pizjuán tal y como estaba previsto".

El problema, subsanado a golpe casi de imposición por parte de Rubiales y la Federación, debería servir al menos para asentar las bases de lo que debe ser la Supercopa de España en el futuro, ya que cada vez más los calendarios en las pretemporadas se saturan con las giras por el extranjero de los grandes equipos de la liga (lo normal es que al menos uno conquiste alguno de los dos títulos que permiten disputar la Supercopa) y lo normal sería al final del curso saber ya dónde, cuándo y cómo se disputará el próximo año.

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