Barcelona - Sevilla

La contracrónica: El Sevilla se golpea fuerte con su propio techo

Vaclík despeja pese a la falta de Griezmann, que Sánchez Martínez pitó en plena contra de Jesús Navas.

Vaclík despeja pese a la falta de Griezmann, que Sánchez Martínez pitó en plena contra de Jesús Navas. / Alberto Estévez / EFE

Lo que en otras ocasiones fue una épica casi milagrosa que se llevó por delante a verdaderos colosos del fútbol europeo fue, en esta ocasión, la mayor de las crueldades para el esfuerzo de un Sevilla que parece haber tocado techo ante su particular bestia negra. Parece como si el gigante azulgrana continuara disfrutando, una y otra vez, con la venganza de la Supercopa de Europa que le ganó el Sevilla de Juande Ramos, y de Puerta, en agosto de 2006. Pero queda aquello tan lejos...

De aquel partido apenas quedan dos supervivientes: Messi y Jesús Navas. En la eliminación del Sevilla de Lopetegui a manos del Barça de Koeman los dos capitanes no fueron directísimos artífices. Uno salió como suplente y el otro no pudo marcar su gol trigésimo noveno a su víctima favorita. Pero pareció como si su sola presencia, la de Messi, infundiera un excesivo temor a un equipo que jugó varios partidos en uno y que terminó ahogándose en la orilla por las piedras que, en el tramo final, fue echando a su propio zurrón, una detrás de otra...

Parece que el Barcelona le marca un lógico techo al Sevilla, que se queda sin la oportunidad de jugar una final de la Copa del Rey en su propia ciudad. Al Estadio de la Cartuja irá el equipo catalán, que hace tres semanas pareció mucho más vulnerable ante este mismo conjunto. Pero ahora Koeman ha dado con la tecla, con Piqué como mariscal de campo y su 3-5-2.

El Sevilla llegó muy tocado al pleito, tras haberle dado confianza a su rival cuatro días antes por un planteamiento excesivamente respetuoso en la Liga. Bono, salvador en la ida, se lastimó además un dedo y debió cederle el sitio a Vaclík, que no jugaba desde hacía tres meses. Acuña se recuperó a tiempo para dar fuerza al costado izquierdo, pero no pudo terminar el partido. Aleix Vidal se lastimó en la segunda parte cuando era de los que más salida estaba dándole al Sevilla por su costado. Ocampos salió como El Cid y terminó siendo el antihéroe, al forzar el penalti que él mismo falló, lanzándolo como temeroso y evitando que su equipo le diera carpetazo al sufrimiento y al dominio casi insultante del Barcelona hasta ese momento del partido.

Estadísticas del partido. Estadísticas del partido.

Estadísticas del partido.

De fondo, la conclusión es aún más clara: es muy difícil competir con un Barça bien afinado sin futbolistas que den salida. El Sevilla tiene males latentes. Y uno de ellos es el de excesivas carencias en el ataque, que depende de los picos altos de forma que tengan En-Nesyri y De Jong. Ahora parece más alto el del holandés, pero cuando entró por él Rakitic al menos cesó la hemorragia en la medular. En la segunda parte, el marroquí fue un quiero y no puedo. No ganó ningún balón aéreo, se le anticiparon de espaldas siempre Piqué o Lenglet y erró las vías del contragolpe.

Aun así, participó en el que montó Suso y culminó Ocampos con el penalti. Ay... esa inseguridad en la hora clave. El Sevilla no concedió tantas ocasiones como sugirió el dominio abrumador del Barça. Pero sí le cedió demasiado terreno por no saber salir y esa concatenación final de errores –En-Nesyri regalando una contra en el minuto 91; Fernando haciendo falta a Pedri y siendo expulsado; Diego Carlos evitando un córner con la zaga descolocada– fue la forma en que el fútbol, de manera tan cruel, golpeó muy fuerte al Sevilla con su propio techo. Que no le deje ningún chichón para lo que queda de temporada...

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