Sevilla-Rayo Vallecano | La crónica

En-Nesyri salva un punto, no la bronca final (2-2)

  • El Sevilla iguala en la última jugada ante el Rayo Vallecano en un partido que parecía decidido en una primera parte digna de pasar a la galería de los horrores nervionenses

  • El marroquí acertó de cabeza en el córner que iba a cerrar todo con Nyland ayudándolo a crear su superioridad

  • Así le hemos contado el Sevilla-Rayo Vallecano

En-Nesyri aprovecha la superioridad que crea Nyland para cabecear en solitario el empate final.

En-Nesyri aprovecha la superioridad que crea Nyland para cabecear en solitario el empate final. / Antonio Pizarro

Suspiro final del Sevilla con vistas a la clasificación de LaLiga EA Sports. En-Nesyri rescató un punto sobre la misma campana al rematar el enésimo córner que ponían en el área los sevillistas y, de esta manera, evitó una nueva derrota contra el Rayo Vallecano en el Ramón Sánchez-Pizjuán, algo que ya se viene haciendo habitual en los últimos tiempos. Pero ni siquiera la alegría por ese testarazo del delantero marroquí puede evitar la crítica sobre un equipo que protagonizó una primera media hora digna de figurar en un lugar privilegiado de la galería de los horrores de los últimos tiempos. No pudieron hacer peor las cosas los locales en ese arranque y a partir de ahí todo fue un querer y no poder, un atropellar a la razón en busca de una situación heroica que sólo dio en el saque de esquina del epílogo con la colaboración especial de un Nyland que le abrió espacios al ariete.

Mendilibar, que por cierto sabe como rival lo que es remontarle sendos 0-2 al propio Sevilla cuando era entrenador del Eibar y del Osasuna, no halló en esta ocasión esa pócima mágica para vivir una noche así, aunque es verdad que finalmente se quedó cerca con el gol de En-Nesyri y el que había fallado segundos antes Rafa Mir. Seguro que no se hubieran dado las dos situaciones con final feliz, pero las ocasiones existieron y una de ellas entró.

Antes había sido imposible a pesar de acortar las distancias con un gol de Sow nada más comenzar el segundo periodo. Pero todo era buscar situaciones irracionales, sin mucho sentido en el catecismo futbolístico incluso del propio Mendilibar. A saber, el Sevilla tiraría ocho mil centros, es una exageración evidentemente, desde el costado derecho cuando tenía a un delantero y, curiosamente, cuando Rafa Mir acompañaba a En-Nesyri, por una causa o por otra, dejó de hacerlo.

Unas veces perdía el balón Jesús Navas en la acción que le costó la tarjeta amarilla con Camello, otras había un pase al otro lado, en otras Badé u otro defensa no podían con la presión adelantada de los rayistas, lo cierto es que apenas buscaban los anfitriones la vía del doble delantero. Lo hicieron en las dos últimas jugadas y en una de ellas se fue por muy poco después de un rebote y en otra sí la cazó, por fin, En-Nesyri.

Primera media hora desastrosa

Yendo al principio de todo, la primera mitad no pudo ser más desastrosa para el Sevilla, desde el primero hasta el último. Los blancos nunca supieron tener la pausa necesaria y sencillamente se dedicaron siempre a atropellar a la razón. Desde la misma confección del equipo en el que Óliver Torres volvía a ser titular para moverse como una cabra loca por la mediapunta, sin provocarle la más mínima inquietud a Dimitrevski, y Suso era el extremo derecho sin capacidad para originar situaciones ventajosas para los suyos.

Pero no eran los únicos. El ingreso de Acuña en el lateral izquierdo, en su primera titularidad desde que cayera lesionado en Vitoria contra el Alavés, no pudo ser más desastrosa para todo el equipo. El argentino originó los dos goles rayistas en cinco minutos que pueden lucir perfectamente en esa galería de los horrores sevillistas de los últimos tiempos.

En el primer tanto hace una falta innecesaria sobre Isi que es horriblemente defendida y provoca que lleguen cuatro futbolistas delante de Nyland. Es Gudelj, sin embargo, quien remata contra su propia portería en su intento de despeje y cuando el balón rebota en el poste, claro, hay un póquer de visitantes sin ningún defensa estorbándolo. Por simple cálculo de posibilidades uno de ellos lo tenía que rematar y lo hace Óscar Valentín.

El calvario, sin embargo, no concluía ahí, ni mucho menos. En un intento de salida del balón de los sevillistas Acuña le regala el balón al Rayo y en un par de toques Raúl de Tomás observa la llegada completamente en solitario de Álvaro García. El extremo visitante, sevillista para más señas, sólo tiene que picar por encima de Nyland y segundo gol de una manera bastante lamentable.

Sólo se llevaban consumidos 26 minutos y no puede ser más lógico el estallido del Ramón Sánchez-Pizjuán ante un disparate así. Pero tardaría aún algunos minutos en expresarse con toda su virulencia. Y lo hizo cuando Mendilibar ordenó la salida de Fernando del campo para que Rakitic ocupara su lugar. El entrenador vasco señaló rápido al medio centro brasileño y aunque éste tampoco esté para muchos trotes actualmente su reacción no podía ser más lógica cuando se iba del césped negando al entrenador con el dedo. Había sido Fernando el que estaba en la diana, pero la realidad es que cualquiera de los diez jugadores de campo podía haber estado en ese mismo sitio, porque el rendimiento individual, y colectivo, no podía ser más patético.

Reacción tras el intermedio

Ya en el intermedio y sin capacidad de reaccionar, más allá de un disparo lejano de Acuña que obligó a Dimitrievski, también se iban a ir del juego otros dos sevillistas. Acuña y Óliver Torres, que habían estado mucho peor que Fernando incluso, se quedaban en las duchas y su lugar lo ocupaban Pedrosa y Ocampos. Y lo que sucede sí puede dar pie a la esperanza, pues mientras En-Nesyri se quejaba de una patada dentro del área de Aridane, Sow enganchaba un tiro perfecto con su interior al fondo de la red.

El Sevilla, naturalmente, entró en estado de efervescencia y trató de llegar por la vía directa hasta Dimitrevski, sobre todo por el costado de un pujante Juanlu, que no llegó a conectar ninguna vez con algún compañero para ponerlo de gol a pesar de la infinidad de internadas que protagonizó.

Las opciones más claras, sin ser diáfanas del todo, las tuvieron Suso (53’), En-Nesyri (57’), Lukébakio (61’) y Gudelj (71’). A partir de ahí la gaseosa se quedó sin gas y el Sevilla ya dejó de estar cerca del empate durante un buen rato hasta ese final en el que sí volvió a enloquecer aquello con la clarísima ocasión de Rafa Mir (93’) y el gol final de En-Nesyri.

En cualquier otra situación la alegría debió desbordarse con ese testarazo del marroquí, pero se quedó todo a medias, como el reparto de puntos. Los sevillistas sí respiraron aliviados por no perder, pero los suyos tampoco le habían dado motivos para sonreír, pues habían visto que el enfermo había protagonizado una recaída inesperada para volver a parecerse al de las tres derrotas del principio de la Liga.

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