El Sevilla ofreció una nueva cátedra sobre cómo competir con grandes equipos europeos en su estreno en la Champions League en Stamford Bridge, un grandioso escenario sobre el que dejó, una vez más, su impronta de equipo sólido y equilibrado pese a que no contaba con uno de sus mejores jugadores, el defensa francés Jules Koundé, baja por dar positivo por Covid-19.

Y, aparte de los sevillistas, todos los aficionados al fútbol en general pudieron comprobar cómo el equipo de Julen Lopetegui fue respetado por un rival que, pese a estar plagado de estrellas y ser el club que más ha gastado en fichajes, tomó sus reservas pese a jugar en su propia casa.

Los blancos empiezan a percibir cómo los grandes no lo miran como antes y comienzan a verlo como un igual. Y es que de algo han servido las lecciones anteriores, puesto que este respeto ganado no es flor de un día.

El Sevilla se ha labrado un nombre en Europa no sólo por haber sumado seis Europa League a sus vitrinas, sino porque en los últimos dos meses ha competido de tú a tú y ha sido capaz de superar en determinadas fases hasta a cinco grandes del continente. Manchester United, Inter, Bayern Múnich, Barcelona y Chelsea nada menos han comprobado cómo se las gasta este equipo que está dispuesto a todo y que por algo es el octavo club de Europa en coeficiente UEFA, lo que le valió ser uno de los ocho cabezas de serie en el sorteo de la fase de grupos y estar en el bombo 1, donde no estaba ni el Barcelona de Leo Messi.

Se ha convertido el equipo andaluz en una referencia competitiva, en un rival ante el que los grandes ya toman sus precauciones. Se vio en Stamford Bridge, donde el equipo que más ha gastado en fichajes del mundo puso el freno ante un adversario que por momentos lo dominó.

Es una medida más, otra más, de lo que es capaz de hacer este Sevilla, que en pocos meses, desde agosto hasta ahora, ha puesto contra las cuerdas a todos estos colosos. Manchester e Inter, en Colonia en la fase final de la Europa League; Bayern, en Budapest; al Barça en el Camp Nou y al Chelsea en Londres. Y todo eso no es casualidad.

“El esfuerzo que dejamos siempre es una de las mayores fuerzas. Era un partido para disfrutar y disfrutamos luchando, aunque me quedo con un poco de pena por no ganar, pero creo que podemos estar contentos por el fútbol que hemos enseñado aquí”, decía Nemanja Gudelj, la gran sorpresa de Lopetegui en el estreno sevillista en la Champions.

En el mismo sentido se muestra su compañero Lucas Ocampos. “Demostramos que seguimos siendo ese mismo Sevilla que terminó la temporada. Jugamos en un estadio difícil ante un equipo muy difícil y cualquiera que haya visto el partido habrá visto que fuimos bastante superiores y continuamos trabajando para mejorar”, comentaba el argentino.

Quizá el único pero estuvo en la falta de llegada. En el plano ofensivo faltó un plus y Luuk de Jong se sintió algo desasistido: “Creo que ha sido un buen partido por nuestra parte. No ha sido fácil ante un buen Chelsea, pero pienso que estuvimos mejor nosotros y sobre todo con el balón. Faltaron oportunidades y ellos tampoco tuvieron muchas. Ha sido posible ganar, pero un empate contra este equipo está bien. Ha sido duro y ante el Chelsea nunca es fácil”.

Un clínic de prestigio que eleva el nivel de respeto de cara al futuro.