Una escenificación absolutamente necesaria
Del Nido Carrasco y Víctor Orta acuden a la sesión de entrenamiento para rebajar tensión con García Pimienta; La situación dramática del Valladolid, rival este domingo, añade presión al grupo
El Sevilla tiene cuatro futbolistas menos en su plantilla que en agosto

Al segundo día de entrenamiento se produjo la reconciliación escenificada a la vista de todos, un momento que, tarde o temprano, se esperaba en el Sevilla después de la minicrisis que el entrenador levantó con sus quejas por la composición final de la plantilla tras el cierre del mercado de fichajes. En vísperas de San Valentín, como Dios manda, García Pimienta recibió la visita en el entrenamiento de sus jefes –José María del Nido Carrasco y Víctor Orta– para echarse unas risas y que lo captaran las cámaras. No falla. Es un paso habitual, casi un trámite, que además es absolutamente necesario con el amago de terremoto que han protagonizado y con lo que se juegan el equipo y la entidad. En lo deportivo y en lo económico.
El Sevilla, que no ha sido capaz de ganar a Valencia y Espanyol, equipos del fondo de la tabla, en sus visitas al Sánchez-Pizjuán, comparece en el campo del colista, un Valladolid que llega a la cita en una dramática situación con cuatro derrotas consecutivas y en un pozo del que, o empieza a sacar la cabeza o no podrá salir.
Y esa situación que vive el equipo pucelano no hace más que añadir presión a un grupo de futbolistas cada vez más reducido y que siente ya mucho ruido a su alrededor. Si el primer tiempo ante el Barcelona parecía reconciliarlo con una afición ya resignada y sorpresivamente conformista, la imagen tras el descanso y, sobre todo, tras quedarse el rival con uno menos por la expulsión de Fermín, no pone las cosas fáciles.
El Sevilla está en riesgo de perder el colchón de puntos que lo separa con la zona caliente de la clasificación, el único aval que por el momento se ha ganado García Pimienta en su aventura en Sevilla.
Del Nido Carrasco y Víctor Orta quisieron reforzar la figura de su entrenador después de todo lo que ha pasado con esa imagen de unión que se suma a la ampliación de su contrato –una decisión que resultó muy forzada de cara al exterior– que el presidente anunció allá por el mes de septiembre precisamente en otro momento duro de la temporada y tras un triunfo contra el Valladolid, su rival de este domingo, en el estadio castellano. Fue la noche de aquel gol salvador de Ejuke en los minutos finales de un mal partido ante uno de los equipos más limitados de la categoría, como demuestra su situación de farolillo rojo actual.
Lógicamente, lo que había que decirse se ha dicho en la intimidad de una sala de las muchas que hay en el estadio y en la ciudad deportiva. Quizá el entrenador no calibró las consecuencias que podía tener su mensaje, sobre todo ante unos gestores que no hace falta recordar que tienen el nivel de popularidad por los suelos. Sin ir más lejos, Víctor Orta escuchó ya el domingo su nombre junto al clásico “vete ya”. Y qué decir de Júnior...
Como siempre ocurre en estos casos, todo se suaviza con victorias y buenos resultados y el Sevilla no gana desde el 18 de enero, cuando derrotó al Girona en Montilivi. Es la visita al José Zorrilla vallisoletano una buena ocasión para sumar la tercera victoria fuera de casa tras las sumadas ante Espanyol y el cuadro catalán. Y la alerta está activada.
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