El partido del Sevilla FC | Análisis

Ni espacios, ni impulso para generarlos

  • Que Lopetegui alineara numerosas piezas ofensivas no equivalió a más profundidad por la tibia movilidad colectiva

El centrocampista Óliver Torres trata de superar, sin éxito, a Begovic.

El centrocampista Óliver Torres trata de superar, sin éxito, a Begovic. / Antonio Pizarro

El Sevilla goza de un estatus continental, no muchas veces ponderado de fronteras para dentro, que impele a los visitantes a jugarle con un respeto que a veces traspasa la frontera del miedo. Ayer le pasó al Qarabag. Era pues un pleito sin espacios en los que había que diseñar un plan para crearlos y, sobre todo, impulso para ejecutarlo. Faltó lo último. Apenas hubo ánimo de desbordar. Ni juego sin balón. Ni desdoblamientos ni desmarques de ruptura. El juego al pie fue un dolor insufrible para quienes profesaron su sevillismo asistiendo al estadio.

Defensa

El Qarabag salió a defenderse sin el menor rubor, con nueve jugadores en su mediocampo, dispuestos en una línea de cinco defensas, más otra de cuatro medios por delante. Los azeríes valoraban más el hecho de salir de Sevilla con opciones matemáticas de clasificación, algo que les aseguraba el punto, que arriesgar. Apenas Zoubir, el volante zurdo, se animó en un par de carreras por su carril con la infructuosa intención de encontrar a ese náufrago que atendía por Jaime Romero.

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Ni cuando tuvo que arriesgar el Qarabag se destapó atrás como le obligaban las circunstancias.

Ataque

Ese repliegue intensivo del visitante invitaba a los laterales, Pozo y Escudero, a oficiar más de extremos que de otra cosa, como sucedió ante el Dudelange en la jornada anterior, pero apenas se desdoblaron estas piezas por fuera. ¿Y por dentro? Gudelj tiene muy automatizada la apertura a un lado y otro sin el mínimo riesgo, lo hizo incluso cuando pudo ganar metros conduciendo, sin rivales hostigándolo. Óliver sí trató de romper líneas, pero por delante no tuvo quien lo acompañara. Chicharito permaneció escondido entre los centrales, y los mediapuntas, imprecisos en no pocos controles, apenas dibujaron regates o paredes cuando ganaron el cuero y tomaron malas decisiones a menudo. Empezaron Munir a la derecha, Rony por dentro y Dabbur por la izquierda; al filo de la media hora, Rony se fue a la derecha, Dabbur se metió junto a Chicharito y Munir se fue al costado siniestro. Tampoco hubo luz. Sólo Bryan Gil, por la izquierda, ofreció destellos con sus chispazos.

Virtudes

Pleno de puntos sin daños colaterales.

Talón de Aquiles

Si no hay espacios, hay que coger impulso para crearlos.

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