Se jugó a lo que quiso el Sevilla. El partido discurrió por un guion escrito con tinta del mismo color que la equipación sevillista ayer, roja. Hubo una fase inicial de alguna duda alrededor de Fernando, pero Rakitic se ajustó junto al brasileño y el equipo, con una enorme personalidad, le quitó la pelota a la Juventus, actual segunda clasificada del Calcio.

Fue una pena esa mala defensa del último saque de esquina, al permitir el primer cabezazo del rival, otra prolongación de Pogba al segundo palo y la llegada de Gatti, ya sin posibilidad de respuesta. Pero con el paso de los días, mejor va a saber el 1-1 en el nido sevillista.

Defensa

En la primera parte, la principal y casi única vía de peligro de los juventinos fueron un par de acciones de Ángel Di María entre líneas que sorprendieron al Sevilla en fase de repliegue. Ahí le costó a Fernando y el conato de fuego surgió, sobre todo en la primera, una apertura a Kostic por la izquierda que el extremo desaprovechó con un tiro muy cruzado (12’).

Vlahovic también bajó a recibir alguna pelota con metros por delante, pero en cuanto Rakitic se ajustó con Fernando atrás y ayudó en el cierre, la defensa vivió tranquila hasta el descanso. Bonucci sirvió dos balones largos precisos y malintencionados, como suele, pero Badé y Gudelj estuvieron perfectos.Tras el descanso, Allegri cambió a defensa de cuatro y la entrada de Iling por Kostic le dio más profundidad por la izquierda, pero la zaga roja no perdió la compostura jamás y se la jugó en algún despeje en el área. Chiesa trató de hace daño entre Gudelj y Acuña, pero la rápida reacción de los defensores impidió al rápido atacante las maniobras.

Ataque

Lucas Ocampos sacudió desde la derecha la defensa de tres centrales que dispuso Allegri. Óliver Torres y Jesús Navas acudieron arriba y el central abierto a la izquierda, Alex Sandro, echó de menos alguna ayuda para tapar su costado.

El contragolpe del 0-1 fue perfecto y distinguió a un equipo hoy muy seguro de sus ideas y de sus posibilidades. La apertura de Óliver a la galopada de Ocampos, la mirada del argentino para ponerla donde quería, que esta vez era la mejor opción, y hasta la aparición de Bryan Gil para dejar pasar la pelota y distraer antes de que En-Nesyri, que se ha habituado a asegurar el golpeo a la red, marcara incluso con su pierna menos buena, la derecha.

La salida del terreno de juego de un sobrecargado Ocampos le quitó mucho filo a los ataques sevillistas. Ya en la segunda parte, con el lógico empuje de la Juventus y el desgaste defensivo de En-Nesyri o Bryan Gil, el Sevilla fue perdiendo llegada.

Virtudes

Un equipo serio, con personalidad, que impuso su manual.

Talón de Aquiles

Ese córner final...