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De mejoría a confirmación

  • El Sevilla comparece en el peor escenario posible con el reto de enterrar definitivamente su crisis y volver a ilusionar a su gente

  • Los antecedentes son aterradores

Es el momento de la confirmación para el Sevilla de Eduardo Berizzo después de haber despejado algunas dudas convenciendo a la afición ante el Spartak de Moscú. El triunfo sobre el equipo ruso en la cuarta jornada de la fase de grupos de la Champions ha aplacado los nervios, ha devuelto la confianza al equipo y permite mirar el futuro con más optimismo. Al menos sin la siempre desagradable sensación de que todo se cuestiona y con cierto margen para que el entrenador argentino madure su idea de equipo en el proyecto que aceptó liderar el pasado verano.

Evidentemente, no se le va a exigir al Sevilla un triunfo en el peor escenario posible, entre otras cosas porque aterra desde luego lo que dice la estadística: un punto de las últimas 13 visitas ligueras del equipo sevillista en el impactante Nou Camp. El campanazo de Caparrós en un 0-3 que provocó la célebre pañolada a Joan Gaspart (dos goles de Toedtli y otro de Marcos Vales) a punto de cumplir 14 años es lo último que se recuerda, sin olvidar tampoco el triunfo un día de Reyes que Manolo Jiménez arrancó en una eliminatoria de Copa (1-2) que acabaría con el último título copero que se encierra en las vitrinas que lucen en el pasillo que da acceso al antepalco del Ramón Sánchez-Pizjuán. Capel y Negredo (Ibrahimovic marcó para el Barça de Guardiola) firmaron lo que desde entonces es una noche histórica, pues aquella esquirla en la inmaculada trayectoria en el Barça del triplete no la pudo hacer ningún club en Europa y, sobre todo, que desde entonces no ha habido una sola alegría sevillista en un escenario que con Messi, sencillamente da miedo. Del 3-0 de la pasada campaña con Sampaoli, a un 5-1 en la mejor temporada de Emery en el Sevilla (14-15), tres goleadas seguidas de 2008 a 2011, dos 4-0 con Jiménez y un 5-0 con Manzano... amén de otras dos goleadas en sendas Supercopas de España, 4-0 con Antonio Álvarez y 3-0 con Sampaoli. Y casi siempre últimamente con la figura de Leo Messi cebándose con los blancos.

Por lo tanto, con este Barça de Valverde también como líder y con el Sevilla aún puliendo sus muchos defectos, no se puede hacer una crisis de una hipotética desilusión de no puntuar en el Nou Camp, pero sí es éste un teatro en el que importa casi tanto como el resultado la imagen o la puesta en escena que pueda poner de manifiesto un equipo que quiere hacerse respetar en la Liga Santander más de lo que ha hecho hasta ahora, sobre todo lejos del Sánchez-Pizjuán y ante un rival de altura.

Lo conseguido el miércoles ante el Spartak tiene un gran valor por la autoconfianza de un grupo de futbolistas que -está claro- necesita ver compensados los esfuerzos, que ha demostrado que tiene calidad para aspirar a grandes retos y que lo de la semana trágica de Bilbao, Moscú y Valencua fue un accidente.

La mejoría es evidente, que esté olvidada o no dependerá de lo que venga a partir de ahora, con reservas en un estadio en el que importa la imagen pero en el que los de Berizzo quieren dar guerra, y por qué no, la campanada.

¿Quién dice que el momento no puede ser el idóneo? Con Steven N'Zonzi crecido con la posibilidad de cumplir su sueño de disputar un Mundial con Francia, con Sarabia llamando (de momento sin suerte) también a la puerta de Lopetegui, Banega afinando su punto de mira y el equipo ganando consistencia con la leve modificación táctica de Berizzo todo es posible. Si bien ese engranaje defensivo aún dejó algunas fisuras ante el Spartak y lo que ante los rusos es una rendija con Messi y compañía puede convertirse en una puerta de par en par. En el último cuarto de hora del miércoles el rival llegó al área de Sergio Rico con suma facilidad y en la primera mitad, incluso en el que algunos han llamado el mejor partido de la era Berizzo, el sistema defensivo cedió dos transiciones y dos faltas con peligro al borde del área, la segunda de las cuales acabó en paradón del de Montequinto a Fernando.

Todo esto hay que tenerlo presente porque puntuar en el Nou Camp requiere hacer un partido perfecto en defensa y no desaprovechar la mínima en ataque.

Ilusión hay, mejoría también... sólo falta que los esfuerzos permitan elaborar un once de garantías y que la confirmación, en el mejor escenario posible, llegue.

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