Dentro de lo que reside en el subconsciente de una persona es difícil rebuscar. En el caso de un deportista profesional pasan muchas cosas por la cabeza durante más de 50 días de confinamiento en casa. Ahora que la vuelta a la competición –si las autoridades sanitarias lo aprueban definitivamente– se empieza a ver como algo posible, a los futbolistas del Sevilla podía de alguna manera atacarles el miedo, entre comillas, al azar siempre añadido que supone el regreso a la disputa de los puntos después de que se llegase a aprobar por parte de la RFEF que la clasificación hasta el día del parón sería válida en caso de que se tuviera que dar por finalizada la Liga.

La tercera plaza que los de Lopetegui ostentan desde que empataron ante el Atlético en el Wanda ha sido durante todo este tiempo un aval que ha mantenido en pie la moral de los futbolistas del Sevilla. Se llegaron a hacer declaraciones asegurando que esa plaza Champions sería de “total justicia” para el equipo blanco, siendo el propio Lopetegui uno de los primeros que hizo esta reflexión que rápidamente hicieron suya todos los jugadores.

Volver a jugar supone tener que defender en el campo esa ventaja, algo que no asusta a los profesionales sevillistas, que ni tienen miedo al Covid-19 ni a los rivales en la lucha por sus objetivos. La consigna es plantearse el regreso como una competición nueva en la que el Sevilla parte con ventaja, pero en el vestuario son conscientes de que hay por delante once finales que se deben jugar en condiciones muy especiales –sin público, tras un largo periodo de inactividad, con una serie de protocolos...– y en las que tienen que dominar la ansiedad.

El Sevilla, con un punto por encima del cuarto y el quinto clasificados y dos sobre el sexto (el Atlético), debe jugar si se completa el calendario ante Betis, Barcelona, Valladolid, Eibar, Mallorca y Valencia en casa y frente a Levante, Villarreal, Leganés, Athletic y Real Sociedad a domicilio.

Los jugadores, aparte del adiestramiento físico que han tenido en sus casas, han contado con un entrenamiento especial desde el plano psicológico que ha dirigido Juan Carlos Campillo precisamente para el momento de la vuelta.