Sevilla FC-Osasuna · la crónica

Un paseíto primaveral (5-0)

  • El Sevilla no tiene el menor problema para golear a un Osasuna que no fue rival en ningún momento.

  • Sampaoli, protagonista por su despedida, estuvo hiperactivo en un ‘no partido’.

Punto final a una notable temporada por parte del Sevilla de Jorge Sampaoli, Monchi y José Castro. De eso se trataba en la última fecha del calendario, con un Osasuna tan endeble que parece que no tiene nivel siquiera para ser uno de los fuertes de la Segunda División como invitado especial. Se establece antes el resumen de todo el curso porque la realidad es que esta última cita no tiene ni siquiera la categoría de examen, tal vez ni de partido de fútbol en el concepto más amplio que se le deba exigir a un evento de la autodenominada como mejor liga del universo. Este Sevilla-Osasuna se quedó en un no partido que los profesionales desarrollaron por la sencilla razón de que estaban obligados a hacerlo.

No se interprete, sin embargo, este arranque del relato de los hechos como una crítica hacia el Sevilla de Sampaoli. En absoluto es ésa la intención, pues los blancos, tal vez por los silbidos recibidos por el argentino cuando fue anunciado en los videomarcadores, fueron espoleados desde su banquillo como si se tratara de una final con muchísimo más en juego. Eso los condujo a partir con la intención de tomárselo en serio, de tratar de ofrecer un espectáculo agradable para los suyos. Hasta que se dieron cuenta, claro, de que no había un rival enfrente, que Osasuna, probablemente, le iba a crear menos dificultades que ese Sevilla C que ha sido el sparring más habitual en los entrenamientos ordenados por el cuerpo técnico.

Pese a que Osasuna tuvo una puesta en escena en la que parecía que iba a buscar una presión adelantada, a la que iban hasta cuatro hombres, para obligar a N’Zonzi a acudir en la ayuda de una pareja de centrales conformada por Kranevitter y Lenglet, el tiempo no iba a tardar en demostrar que aquello era un espejismo. El Sevilla, con mucho toque por delante del centrocampista francés a través de los dos laterales, Vitolo, Correa, Franco Vázquez y Jovetic, prácticamente monopolizó la posesión del balón y sólo tuvo que llevarlo hasta las cercanías de Sirigu.

Basta con eso, dada la endeblez de Osasuna, poner la pelota en zonas cercanas al área rival equivalía a una posibilidad de gol casi segura. El primer aviso, en este sentido, es un posible penalti cometido sobre Correa y al segundo iba a llegar el tanto que abría el marcador. Minuto 10, balón adelantado de Vitolo hacia Correa, ningún defensa es capaz de seguir al recientemente convocado para la selección argentina y ni siquiera va a importar que su disparo sea tan inocente como en otras ocasiones. Sirigu parecía que aún defendía los intereses sevillistas y su rechazo se dirigía hacia un Vitolo que había seguido la jugada después de iniciarla con el pase a Correa.

El Sevilla ya se había puesto por delante y a partir de ahí se dedicó a que el balón circulara con toda la comodidad. La pelota pasaba de unos a otros de tal manera que parecía imposible que Osasuna fuera capaz de recuperarla, ni siquiera de pelearla. ¿Virtud de los locales o rotunda incapacidad por parte de los hombres que defendían la camiseta de la entidad navarra? Pues cada cual puede establecer los porcentajes, aunque había un mucho de todo por ambas partes. Además, y eso sí cabe situarlo en el haber de los visitantes, apenas iban a dar ninguna patada y sí iban a jugar con total limpieza.

Oriol Riera y Sarabia pelean por una pelota. Oriol Riera y Sarabia pelean por una pelota.

Oriol Riera y Sarabia pelean por una pelota. / Antonio Pizarro

El resultado final fue que el Sevilla iba a ir incrementando el marcador con una cadencia aproximada de cada diez minutos. Así, si el tanto de Vitolo llegaba antes de la decena, el certero remate de Franco Vázquez con la zurda del segundo se contabilizaba en el 20. Jugada entre Vitolo y Escudero por el costado izquierdo, excelente centro raso del vallisoletano y no menos bueno el zurdazo del Mudo Vázquez. Eso sí, se puede puntualizar que ninguno de los rojillos llegaron a estorbar siquiera todo el desarrollo de la acción.

El tercero no llegaría en el minuto 30 sino en el 35 y fue a través de un potente disparo de Jovetic que pasó por encima de las manos de Sirigu. Aquello había quedado finiquitado muy pronto en un epílogo de lo más cómodo para el cuarto clasificado de la Liga española.

El segundo periodo fue un más de lo mismo, es decir, de monopolio de la posesión del balón por parte del Sevilla y de dejar pasar el tiempo sin que llegara a ocurrir absolutamente nada más allá de los goles de Franco Vázquez y de Vitolo. Mejor así, porque el único riesgo podía ser una lesión que le pusiera algo de sordina a la despedida del curso y de Jorge Sampaoli. El argentino se va y otro llegará, es la ley del fútbol. Así que chau, chau.

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