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La paz interior de Lopetegui

  • El técnico del Sevilla traslada un mensaje de calma ante el ruido y las cuentas del sprint final por el título de Liga ante un grupo que quiere hacer historia sin necesidad de ser campeón

Julen Lopetegui se dirige al campo de entrenamiento junto al preparador físico Óscar Caro.

Julen Lopetegui se dirige al campo de entrenamiento junto al preparador físico Óscar Caro. / José Ángel García

El apasionante final de la Liga en todos sus tramos, del título a la clasificación europea o la supervivencia, parece que pasa de soslayo por Nervión. El Sevilla sigue trabajando en silencio en su retiro casi espiritual de la ciudad deportiva, sin alzar una voz más alta que otra, por muchos que algunos veteranos como Joaquín Caparrós, seleccionador de Armenia, o Pablo Blanco, director de la cantera, hayan hablado con más contundencia del derecho a soñar que se ha ganado el equipo de Julen Lopetegui. En medio de este silencio irrumpió la voz cauta del técnico guipuzcoano. El de Asteasu vive una especie de paz interior que parece haber trasladado a los suyos.

Es difícil mantenerse ajeno a ese ruido mediático que ha desatado el apasionante final de Liga que depararán las últimas ocho jornadas, con los cuatro primeros en seis puntos. Pero Lopetegui sabe que todo ese ruido se volverá un silencio hasta confortable al primer traspié: tiene la confianza de los 14 puntos que lo separan del quinto clasificado.

Claro que el próximo partido podría enjugar esa diferencia en favor de uno de sus perseguidores, la Real Sociedad, ahora quinta clasificada. Y está en juego también el goal average particular en previsión de un hipotético empate final a puntos. En enero, el equipo de Lopetegui venció por 3-2 al de Imanol. Pero el guipuzcoano no quiere realizar ningún tipo de cábala, a sabiendas de lo mucho que hay en juego por encima del nombre que fuera de su entorno se le ponga a su equipo en ese sprint final: último postulante al título o campeón de los otros.

"Yo soy de letras y las letras me dicen Real Sociedad", dijo el técnico sevillista en la televisión del club anoche. "Los números sólo son definitivos cuando acaba la temporada. Una vez que termina, cada uno tiene el número que le corresponde. Lo curioso de cada partido es que cada uno tiene sus matices, sus días de preparación y sus cuestiones diferenciales. Nos acordamos de cada uno, pero los números no nos dicen nada más", quiso insistir sobre lo inane de andar con dígitos sobre tal o cual probabilidad o candidatura antes de un partido de fútbol.

Evidentemente, de puertas para dentro hay cierto cosquilleo. Es muy difícil refrenar el legítimo derecho a soñar o la ilusión por subir algún puesto en la clasificación. Pero el grupo que dirige con pulso firme Lopetegui es consciente de que enjugar seis puntos al líder, que serían siete porque tiene el goal average particular ganado, es una empresa casi imposible, y mucho más adelantar no a uno, sino a los tres colosos del fútbol español. Esto sí se presenta como una auténtica quimera. Aunque no se ve tan quimérico, sin tirar tan altísimo, terminar por encima del cuarto puesto y hacer historia.

Las dos referencias propias están claras: la última vez que concluyó tercero fue en la temporada 2008-09, con Manolo Jiménez. El récord de 76 puntos lo logró con Unai Emery en la temporada 14-15. Y para buscar el último subcampeonato, que sería un éxito tremendo, hay que irse a la campaña 1956-57, de la mano de Helenio Herrera y con Ramón Sánchez-Pizjuán fallecido en octubre de 1956.

Esto sí lo tiene en su mano realmente el Sevilla. Pero Lopetegui tampoco mira estos números. "Ver lo que has conseguido te hace perder energía en lo que tienes que hacer. Los periodistas quieren que hables del futuro más lejano o del pasado, pero no entienden que el mundo de élite vive del presente continuo". Eso sí, dentro de ese presente tiene claro que lo pondrá todo por terminar lo más alto: "Cuando uno es consciente de que de las pocas cosas que pueden hacer feliz a un sevillista es que su equipo gane, uno siente mucha responsabilidad más allá de la ilusión que te genera ganar. Eso te da una fuerza extra para ir a por los objetivos", dijo en A balón parado.

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