Una pretemporada singular: Las comidas y la siesta obligadas y un enemigo implacable, el calor

Los de García Pimienta rompen el molde del trabajo en verano estrenando sus instalaciones para el primer equipo en la ciudad deportiva

Las jornadas de doble sesión, el grupo está en la ciudad deportiva de las 7:30 hasta después de la cena y deben descansar en las habitaciones

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Pedrosa e Isaac Romero juegan a un clásico, el parchís, en las zonas comunes del nuevo complejo.
Pedrosa e Isaac Romero juegan a un clásico, el parchís, en las zonas comunes del nuevo complejo.

Sevilla/Una pretemporada diferente. El Sevilla de García Pimienta atraviesa, valiente, el abrasador mes de julio trabajando en el volcán que estos días es Montequinto. Un cambio rompedor y pragmático a la vez. El club estrena las instalaciones que hace apenas un par de meses inauguraba para el primer equipo brindando a la plantilla un plan de trabajo diferente... y ya sabemos lo especial que puede llegar a ser el futbolista profesional. Las concentraciones en este tiempo siempre supusieron un engorro para el profesional, que se ve trabajando sin posibilidad de escapatoria, en la jaula de oro de un gran hotel y lejos de la familia y las comodidades de su casa. 

El Sevilla afronta la segunda semana de trabajo en la práctica en la ciudad deportiva con un régimen nuevo que hasta el momento los futbolistas han agradecido... salvo por el enemigo implacable que asoma por Ronda y Antequera y se pone por el Aljarafe. El calor es el único elemeno negativo de una pretemporada atípica y casi pionera, pues más allá de algunas sesiones en la ciudad deportiva el club siempre buscó un destino algo más fresco para el trabajo duro del verano, aunque tampoco hay que olvidar que la planificación en los periodos precompetitivos ha cambiado mucho desde los tiempos, por ejemplo, de la carreras por los Pinares de Oromana a las órdenes del sargento Óscar Tisato, de concentraciones en Holanda o Mondariz o en climas más cercanos como Sancti Petri, Isla Canela, Rota o, como el verano pasado, en Montecastillo.

El Sevilla de García Pimienta trata de, con una buena programación, maximizar tiempo, instalaciones, control del régimen de comidas y entrenamientos. 

Jugadores, en las nuevas instalaciones del primer equipo.
Jugadores, en las nuevas instalaciones del primer equipo.

La jornada empieza temprano para aprovechar las horas de más fresco. A las 7:30 están citados los jugadores en la ciudad deportiva, hay un test obligatorio de descanso con el que el cuerpo técnico registra cómo duerme cada futbolista (hay aplicaciones para móvil que utilizan muchísimos clubes y no necesariamente de la élite). El desayuno es obligatorio en el comedor y a las 9:00 es la primera sesión de entrenamiento en el campo, que se prolonga hasta 10:15 ó 10:30. Hay días que hay programado trabajo en el gimnasio, ya sea por grupos o todo el equipo, pero eso viene a funcionar igual que cuaquier día del año, al igual que para los jugadores que necesiten un paso por las manos de los fisioterapeutas o un trabajo especial con los readaptadors.

Después de la sesión de la mañana, los jugadores se duchan y deben quedarse obligatoriamente hasta el almuerzo, que suele ser sobre las 12:00 ó 12:30. Si no hay doble sesión se marchan a sus domicilios, y si el cuerpo técnico ha programado entrenamiento por la tarde deben descansar en las habitaciones (hay 40 en el complejo) construidas al efecto, así como zonas comunes: salones y lugares para el entretenimiento como en una concentración en cualquier hotel al uso.

La sesión vespertina es a las 19:30, tras la que los jugadores se duchan y deben cenar también obligatoriamente en el complejo, lo que sirve para controlar a través del departamento de nutrición este aspecto fundamental para el rendimiento, si bien el fútbol ha cambiado en los últimos años y el jugador suele ser mucho más profesional. Tras la cena se marchan a casa hasta el día siguiente.

De momento no ha sido necesario, ya que las horas destinadas al trabajo de campo están dando cierta tregua en cuanto a las temperaturas, pero si llegara una ola de calor extrema está claro que se estudiaría un reajuste de horarios.

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