Y de repente, Matías Almeyda escribe un renglón torcido

La horrible gestión del partido, desde el once al ‘timing’ de cambios y el riesgo de quedarte con diez, descarta puntuar

Así jugaron los futbolistas del Sevilla ante el Villarreal

Suazo se zafa de Buchanan.
Suazo se zafa de Buchanan. / José Manuel Vidal (Efe)

Matías Almeyda extrañó y arriesgó muchísimo con los ocho cambios de una tacada. Pudo negociar la collera de tres partidos en ocho días (Alavés-Villarreal-Rayo Vallecano) con dos, tres, cuatro retoques de un encuentro a otro, lo más aconsejable en un equipo con la calidad tan justa, que está en fase de construcción y que además venía de firmar todo un ejercicio de entereza en el duro rodeo de Mendizorroza. Pero el argentino se guardó casi todas las fichas del juego para la cita en Vallecas. Y enfrente aguardaba un equipo de Champions, por muchas bajas que arrastrara.

Defensa

Mantuvo Almeyda su dibujo con tres centrales que ya le estaba reportando puntos, pero trocó a Nianzou y Marcao por Castrín y Kike Salas, bastante más lentos a la hora de guardar sus espaldas y reaccionar en el repliegue cuando alguno de amarillo templaba un balón a los costados, entre la zaga blanca y Odysseas. El fuego prendía una y otra vez. Las llegadas de los castellonenses desde fuera se sucedían sin remisión, espoleados por la nula presión de los sevillistas que actuaban por delante de su propia defensa. Sin Isaac, Vargas, José Ángel, Agoumé y Batista Mendy, y con Gudelj, Sow, Ejuke, Januzaj y Akor Adams por ese quinteto, el Villarreal tuvo tiempo y espacio para elegir por dónde llegar a Odysseas. Era imposible que el Sevilla repitiera la intensidad del sábado anterior en Vitoria porque trocó a cinco bolas de fuego por cuatro témpanos de hielo más una bola de fuego más que apagada (Gudelj).

Almeyda no tuvo en cuenta que la gran asignatura pendiente de este Sevilla, ser firme en casa, sólo la puede empezar a aprobar con sus mejores hombres.

De hecho, Nianzou salió con buen son, ganando duelos, y José Ángel llenó de vigor la banda tras relevar a un agotado Juanlu, pero la querencia del central a salir de su zona y arriesgar con la pelota lo llevó a lesionarse por enésima vez en una carrera. Almeyda arriesgó al agotar los cambios con más de 20 minutos por delante y tras haber descartado relevar a alguien en el intermedio, lo que pedía el equipo a gritos.

Ataque

Salir con Ejuke por la izquierda y Akor Adams arriba, más Januzaj por la derecha, hace que por pura inercia, el rival dé varios pasos hacia delante. El único que se rebeló fue Suazo desde la izquierda, lógicamente sin éxito alguno. Con el 0-1, quien pidió la pelota y creó algo de juego fue Januzaj desde la derecha, pero en el área de Arnau Tenas no había noticias de rematador alguno.

El Villarreal optó por dejarse querer para buscar las debilidades sevillistas con espacios, pero Januzaj siguió a lo suyo y Akor, por una vez, hizo algo bueno al prolongar de cabeza un balón que acabó en un buen golpeo de Sow. Luego ingresaron Alexis y Vargas y la tendencia era hacia el área de Arnau, pero las fibras de cristal de Nianzou hablaron.

Virtudes

Su capacidad competitiva ha crecido este año y se vio cuando fue ganándole el pulso al Villarreal en la segunda parte.

Talón de Aquiles

Almeyda escribió un renglón torcido de repente y la suerte estaba echada.

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