La velocidad que se alcanza acelerando

El Sevilla se acerca a su tradicional primavera de ilusiones retomando la competición obligado, cómo no, a ganar. El señuelo, aún en la cuarta plaza.

Jesús Alba

03 de abril 2016 - 05:02

No es exactamante parafrasear a Fray Luis de León con lo de "decíamos ayer..." porque la última cátedra que pudo firmar el Sevilla fue el 4-0 en contra en el Bernabéu, pero se trata de apelar al espíritu de la frase y recordar lo mucho y bueno que los de Unai Emery hicieron antes de esa cita ante el Real Madrid. Logros que están ahí, como la presencia del cuadro nervionense en la próxima final de la Copa del Rey o en los cuartos de final de la Europa League, gracias a días intensos de competición en un cargado calendario que no daba respiro ni casi para sacudir el barro adherido a la suela de las botas.

Con la mente limpia, las pilas cargadas, la fibra muscular restaurada y lesionados recuperados, el Sevilla vuelve a arrancar y coger velocidad para lo que le viene ahora tras el parón. Y lo que viene es mucho y grande. Para empezar, hoy se inicia para los blancos una semana de las que pueden quedar marcadas -otra vez- en la historia. Estarán en juego el jueves unas semifinales europeas en un escenario duro como es San Mamés, pero antes el Sánchez-Pizjuán tiene la ocasión de pulsar el ambiente de las cosas, de verle la cara a sus jugadores y saber si de verdad esa faz perdedora que sale a relucir en los desplazamientos puede quedar por fin enterrada en Bilbao.

Pero lo de hoy es más que un ensayo. La situación clasificatoria está en la Liga como para dejarse de licencias y milongas. Se trata de volver a coger el tono, de reactivar el proceso para la última escalada, la más importante, pero también se trata de una obligación. La racha inmaculada como local cada semana que pasa se convierte en un peligro mayor, pues sólo estadísticamente las porterías se les pueden achicar a quienes acumulan ya 17 victorias oficiales consecutivas en Nervión, de las cuales 13 han llegado en la Liga.

La Real Sociedad es una amenaza tibia y a la vez afilada para un Sevilla que tiene prohibido dejarse nada atrás si aún quiere la cuarta plaza y también si desea descartar sorpresas finales con el Celta y el Athletic. Sin dejar de mirar de reojo al choque del jueves ante el Athletic, los profesionales sevillistas empiezan a sentir desde hoy esas mariposas en el estómago que a los sevillistas les llegan por primavera. Los vellos se erizan por Nervión cuando huele a Feria en Sevilla y la mejor manera de regar el albero para que se asiente es ganar hoy al equipo que fue la cuna futbolística de Emery. Que el cuadro blanquiazul asome por Eduardo Dato con una nefasta racha de dos puntos sumados en las últimas cinco jornadas es otro cuchillo de doble filo, pues el grupo que adiestra Eusebio Sacristán, en mitad de la tabla pero sin poder dejar de mirar hacia atrás, va a exigir un esfuerzo como cualquier rival en cualquier partido de una competición dura como la Liga española.

La gestión de los esfuerzos que Emery debe pedir a sus hombres empieza a tener una importancia capital con lo que viene por delante. Ha sido un bendito alivio la llegada del parón porque a los sevillistas les costó llegar a la orilla. Era un secreto a voces que la fatiga muscular iba a aperecer como lo hizo, pero, afortunadamente para los intereses sevillistas, Emery vio cómo fue sumando altas a su causa. No todos volverán a la primera, ni siquiera está garantizado ni mucho menos que Banega -pese a que regresó con tiempo de jugar dos partidos con su selección- esté hoy sobre la pradera del Sánchez-Pizjuán. Tampoco puede el técnico entregar toda la responsabilidad a un once sin muchos de sus pesos específicos, pero hay jugadores quizá no lleven el suficiente número de sesiones de entrenamiento como para ponerlos a vaciarse sabiendo que el depósito tiene que llegar a mayo sin que se vea el fondo. Será arriesgado quizá aún para gente como N'Zonzi, Carriço, Krohn-Dehli, Konoplyanka y hasta Vitolo... aunque eso no quiere decir que alguno de ellos no tenga minutos en la tarde-noche de hoy.

La mejor manera de alcanzar la velocidad necesaria es ganar y la mejor manera de hacerlo es retomar cuanto antes esa intensidad que fue una de las señas de identidad de este grupo que en primavera hace a los suyos frotarse las manos.

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