Dormir, soñar, interpretar
La mayor parte de las personas sueña cada noche una media de dos a tres horas cada noche y los sueños son muy variables. Por lo general los sueños son olvidados, por eso las personas dicen que no sueñan. Los investigadores han observado que si despiertan a una persona inmediatamente después un episodio de sueño con movimientos oculares rápidos (REM, rapid eye movemente) en muchos casos recuerda sus sueños con gran precisión. Los niños de tres a ocho años dicen a menudo que tienen pesadillas. Casi las dos terceras partes de las personas señalan que han tenido sueños del tipo deja-vú. Además, hay sueños comunes en ciertas culturas. Son sueños frecuentes el vuelo, caerse de un edificio, perder los dientes, aparecer desnudo ante la multitud o o quedarse en blanco ante un examen.
¿Y como se interpretan los sueños?. En este sentido, los sueños tienen significado en el contexto de la vida de la persona que los tiene. ¿Nos ofrece información sobre el inconsciente?. Sigmund Freud propuso que los sueños se originan a partir de conflictos internos entre los deseos inconscientes y las prohibiciones que actúan frente a los mismos y que se aprenden de la sociedad, así la interpretación de los sueños constituyó el método preferido por el padre del psicoanalisis para comprender los conflictos y para ayudar a las personas a que hablen sin limitaciones sobre sus experiencias oníricas. Bajo su punto de vista, los sueños se refieren al pasado y al presente de la persona, y se origina en regiones desconocidas. Los psicólogos de la tendencia evolutiva han señalado que muchos sueños se refieren a amenazas y peligros, argumentando que su función es la representación de amenazas reales y cotidianas a las que nos podemos enfrentar, y que en los sueños aparecen disfrazadas las respuestas.
Sin embargo, diversos investigadores han propuesto una explicación para los sueños sin relación con los conflictos o deseos inconscientes. En la fase del sueño REM se activa un circuito de neuronas secretoras de acetilcolina localizado en la protuberancia (una especia de encéfalo) lo que estimula los movimientos oculares rápidos y la corteza cerebral al tiempo que induce una parálisis cerebral dando lugar finalmente a ver imágenes. Las imágenes evocadas incorporaría a menudo recuerdos de episodios que han ocurrido recientemente o que la persona que sueña ha pensado hace poco.
Adrián Furnham Editorial Ariel Barcelona, 2010.
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