La liturgia que seguirán a partir de esta tarde los 115 cardenales en Cónclave en la Capilla Sixtina no deja lugar posible a dobles interpretaciones o resquicios de malos entendidos. Todo está reglado al milímetro.

1) Antes de comenzar las votaciones se hace un sorteo para encargar a tres cardenales la supervisión de las votaciones. También se asigna por sorteo a otros tres cardenales la función de recoger los votos de los electores que, por enfermedad, participan en la elección desde sus habitaciones. A continuación, dos ceremoniarios pontificios reparten tres papeletas blancas, donde cada elector escribe el nombre de su candidato, pero modificando al máximo posible su caligrafía a fin de que no se le reconozca su letra. Durante la votación no podrá estar en la Capilla Sixtina nadie más que los cardenales electores. Una regla de oro por la que velará el vicecamarlengo español Santos Abril.

2) Escrito el nombre del candidato elegido, cada cardenal se levanta de su asiento y se aproxima al altar, donde está situada la urna de las votaciones. En el caso de los purpurados enfermos, los infirmarii les recogerán en sus habitaciones el voto y, una vez en la Capilla Sixtina, lo entregarán a los escrutadores y serán éstos quienes lo depositen en el interior de la urna.

3) Cuando todos los cardenales han votado, las papeletas se remueven y se van contabilizando los votos. Cada papeleta es perforada por una aguja e hilo una vez se ha leído en voz alta el nombre del candidato que contiene. Para que un cardenal pueda ser elegido Papa, necesita 77 votos (dos tercios del total). Si ningún papable los alcanza, las papeletas se depositan en el interior de una de las dos chimeneas de la Capilla Sixtina y se queman añadiéndoles pez (un aditivo quiímico), para provocar el humo negro con el que se comunica al mundo que todavía la Iglesia católica no tiene nuevo Sumo Pontífice. Si un candidato obtiene 77 apoyos o más, las papeletas serán quemadas en la otra chimenea, sin añadirle ningún aditivo esta vez, con lo que habrá fumata blanca y el cardenal francés Jean-Louis Tauran proclamará el Habemus Papam.