Con la llegada del verano y de las altas temperaturas se produce, también, una empeoramiento del sistema inmune, y, por tanto, un aumento de las enfermedades y afecciones que alteran el bienestar de las personas. Entre ellas una de las más comunes que aparecen en esta etapa estival es el conocido como golpe de calor. En específico los ancianos, los bebés y las personas que padecen enfermedades cardiovasculares y respiratorias son más vulnerables y por ello mucho más propensas a desmayarse por un golpe de calor.

El golpe de calor consiste en el aumento de la temperatura del cuerpo por una exposición prolongada al sol (insolación clásica) o por hacer ejercicios en ambientes calurosos o con poca ventilación, de forma que el cuerpo pierde agua y sales esenciales para su buen funcionamiento. En estas situaciones, el cuerpo tiene dificultades para regular su temperatura por los mecanismos habituales como la sudoración por lo que se produce un aumento de la temperatura corporal, superando los 40ºC. Según los médico el golpe de calor puede presentarse en el momento o después de varios días de alta temperatura.

Síntomas

Algunos de los principales síntomas a los que conviene prestar especial atención son: sensación de cansancio, calambres, erupciones en la piel, fiebre, sudoración excesiva o dolor de cabeza. Además también puede producir desmayos o desvanecimientos. Y es que el desmayo o síncope es una de las manifestaciones más comunes y puede ser un claro indicativo de que una persona ha sufrido un golpe de calor y, de hecho, en ancianos puede ser la primera señal.

Un síncope sucede cuando la persona tiene una pérdida repentina y pasajera del conocimiento producida por una falta de riego sanguíneo en el cerebro. En cualquier caso, durante un episodio de desmayo se conservan las funciones cardíacas y respiratorias y suele durar menos de un par de minutos, permitiendo que el individuo se recupere de forma rápida sin necesitar, en la gran mayoría de los casos, de intervención sanitaria.

¿Qué hacer ante un desmayo?

Un golpe de calor mal gestionado puede tener consecuencias más graves. Por ello, desde el sector médico recomiendan que se debe actuar de una forma inmediata ante un caso de desmayo o síncope y, si es necesario, contactar con el servicio de emergencia local. Alguno de los consejos que trasladan son:

• Llevar a la persona a un lugar donde no se siga exponiendo al sol, quitarle el exceso de ropa, y enfriar su cuerpo con agua, hielo o lo que se tenga a mano.
• Tumbar a la persona con la espalda recta y las piernas levantadas. Ya que esta posición favorece la circulación de la sangre.
• Rociar agua fría en su cuerpo y abanicarlo.
• Si se tiene a mano compresas de hielo o toallas húmedas, colocarlas en zonas como el cuello, axilas e ingles. También se puede utilizar una esponja fría.
• Una vez superado el episodio de desmayo, intentar que la persona afectada beba agua fría para rehidratarse. Conviene evitar las bebidas alcohólicas, azucaradas o con cafeína.
• Si la persona pierde el conocimiento y no muestra signos de respiración, puede ser necesaria una reanimación cardiopulmonar.