Coronavirus

Un estudio muestra por qué no debe omitirse la segunda dosis de la vacuna COVID-19

Solo las dosis completas de las vacunas conseguirían actuar de manera eficaz contra el coronavirus

Solo las dosis completas de las vacunas conseguirían actuar de manera eficaz contra el coronavirus / Miguel Ángel González

Entre algunos de los debates actuales en torno al coronavirus uno de los más extendidos en los últimos días versa sobre la necesidad o no de una tercera dosis. En este contexto, incluso aún existe cierto sector que determina la poca necesidad existente para una segunda dosis de algunas de las vacunas disponibles, las cuales para alcanzar su máxima eficacia necesitan de este doble suministro.

Un nuevo estudio parece refutar esta teoría, confirmando la importancia del suministro de la segunda dosis de las vacunas que lo necesiten. La investigación ha sido publicada en la revista especializada Nature y tiene su origen en descubrir los efectos exactos de la vacuna de Pfizer en la respuesta inmunitaria.

Las vacunas ARN a examen

Para llevar a cabo esta investigación, el grupo de expertos realizó diversos análisis a varias muestras de sangre de personas ya vacunadas. Estos análisis iban encaminados a contar los anticuerpos así como a medir los niveles de las proteínas encargadas de la señalización inmunitaria. Para ello, necesitaron caracterizar la expresión de todos los genes del genoma de 242.479 células inmunitarias. 

La autoría del estudio se encuentra compartido por la doctora Kari Nadeau, catedrática de la Fundación Naddisy de Alimentación, Alergia, Inmunología y Asma Pediátrica y profesora de pediatría; el doctor Purvesh Khatri, profesor asociado de informática biomédica y de ciencia de datos biomédicos; y el doctor Bali Pulendran, profesor de patología y de microbiología e inmunología.

Los autores principales del estudio son Prabhu Arunachalam, investigador científico senior en el laboratorio de Pulendran; la estudiante de medicina Madeleine Scott, antigua estudiante de posgrado en el laboratorio de Khatri; y Thomas Hagan, antiguo becario posdoctoral en el laboratorio de Pulendran en Stanford y ahora profesor asistente en el Centro Nacional de Investigación de Primates Yerkes en Atlanta.

El doctor Pulendran ha explicado que la necesidad de este estudio era vital dado que es la primera vez que se suministran vacunas de ARN a la población humana, por lo que el desconocimiento sobre cómo actúan era total.

Para la aprobación de las nuevas vacunas se verifica su capacidad para inducir anticuerpos neutralizantes, es decir, proteínas individuales que se originan por las células inmunitarias conocidas como células B. Estas células son las encargadas de adherirse al virus y hacer que no se propague la infección. Esta ha sido la base inmunológica tradicionalmente para que las vacunas fueran aprobadas. Para el doctor Pulendran, las vacunas son más complejas: «Los anticuerpos son fáciles de medir. Pero el sistema inmunitario es mucho más complicado que eso. Los anticuerpos por sí solos no se acercan a reflejar plenamente su complejidad y su potencial gama de protección».Como consecuencia, los investigadores analizaron los procesos que se da en todas las células inmunitarias una vez se ha suministrado la vacuna. 

Células T frente a anticuerpos

Un pilar fundamental de la investigación en el sistema inmunitario han sido las células T. Este tipo de células inmunitarias de búsqueda y destrucción no actúan igual que los anticuerpos, dado que las primeras no se adhieren a las partículas víricas. Por el contrario, las células T explora el organismo en busca de esas células víricas y cuando las encuentran las destruyen.

Por otro lado, las células de primera respuesta (el sistema inmunitario innato) cuentan con un papel fundamental ya que son las encargadas de detectar la presencia de un patógeno. Aunque entre sus funciones no se encuentra una buena distinción de los distintos patógenos, sí son capaces de segregar proteínas de señalización para buscar la respuesta del sistema inmunitario adaptativo: las células B y T. Este sistema inmunitario adaptativo tarda alrededor de una semana en activarse y son las células de primera respuestas las que realizan una maniobra de contención para mantener las infecciones a raya.

En este contexto, las vacunas de Pfizer y Moderna tienen un funcionamiento muy diferente a las vacunas tradicionales, ya que contienen instrucciones genéticas para la fabricación de la proteína de espiga que el SARS-CoV-2, causante del Covid-19, usa para unirse a las células de nuestro organismo.

La segunda dosis necesaria para lograr efectividad

Para llevar a cabo la investigación, se analizaron las muestras de sangre de 56 voluntarios libres de Covid-19 antes y después de cada dosis de vacuna. En la primera dosis, los resultados arrojaron que los niveles de anticuerpos crecen pero es necesaria la segunda dosis, dado que esta última realiza funciones que la primera no: «La segunda inyección tiene poderosos efectos beneficiosos que superan con creces los de la primera. Estimuló un aumento múltiple de los niveles de anticuerpos, una respuesta de células T estupenda que no existía después de la primera inyección sola, y una respuesta inmunitaria innata sorprendentemente mejorada», señaló Pulendran. 

De manera inesperada la segunda dosis provoca que las células de primera respuesta se movilicen. Este tipo de células fueron identificadas recientemente de manera pionera por el propio Pulendran y se trata de células llamadas monocitos con altos niveles antivirales, pero que no se movilizan apenas durante la infección por el coronavirus. Las vacunas de Pfizer consiguieron esta movilización. 

Antes de la vacunación, estos monocitos apenas representan el 0,01 % de las células. Tras la segunda dosis de Pfizer, esta cifra se potenció por 100 alcanzando un 1 %, volviéndose incluso menos inflamatorias y con más carga antiviral. « El extraordinario aumento de la frecuencia de estas células, sólo un día después de la inmunización de refuerzo, es sorprendente. Es posible que estas células sean capaces de montar una acción de contención no sólo contra el SARS-CoV-2 sino también contra otros virus"», confirma Pulendran.

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