Un órgano enterrado por los cruzados hace más de mil años vuelve a sonar tras permanecer ocho siglos bajo tierra
Considerado el más antiguo de la cristiandad
El instrumento, considerado el más antiguo de la cristiandad, fue descubierto en 1906 pero no fue hasta mayo de 2024 cuando se comprobó que algunos de sus tubos originales seguían funcionando
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El órgano más antiguo de la cristiandad ha vuelto a emitir sonidos después de permanecer enterrado durante ocho siglos, fruto de un ocultamiento de los Cruzados. Este hallazgo, calificado como un "milagro" por el musicólogo valenciano David Catalunya, ha sido posible gracias a un proyecto de investigación internacional liderado por el propio Catalunya desde el Instituto Complutense de Ciencias Musicales. El instrumento, que probablemente sea el más antiguo que continúa sonando en el mundo, será presentado oficialmente ante medios internacionales el próximo 9 de septiembre en Jerusalén.
Durante la presentación, el investigador valenciano de 43 años hará sonar los tubos originales, recreando la misma vibración medieval que acompañó la liturgia cruzada en la Iglesia de la Natividad de Belén durante el siglo XII. Según explica Catalunya, ocho de los tubos originales producen un sonido "como si estuvieran hechos ayer", lo que supone un acontecimiento histórico sin precedentes en el ámbito de la música antigua.
Este instrumento de más de diez siglos de antigüedad fue construido en Francia en el siglo XI y posteriormente trasladado a Tierra Santa, donde acompañó los actos litúrgicos durante el período de las Cruzadas. Un siglo después, ante la inminente expulsión, los clérigos latinos decidieron enterrarlo junto a otros tesoros, como unas campanas cuya posible conexión sonora con el órgano también está siendo investigada.
El redescubrimiento de una joya musical milenaria
Los restos del órgano fueron hallados durante una excavación arqueológica en 1906 por investigadores del Studium Biblicum Franciscanum, quienes se encargaron de su protección y exposición. Sin embargo, este descubrimiento pasó prácticamente desapercibido para la comunidad académica durante más de un siglo, hasta que en 2019 David Catalunya, entonces investigador en la Universidad de Oxford, encontró una referencia a estas piezas.
El verdadero avance llegó el 20 de mayo de 2024, cuando el equipo descubrió que varios de los tubos originales aún podían emitir sonido. "Lo que descubrimos el pasado 20 de mayo es que algunos los tubos originales suenan. Y esto es la gran noticia", explica Catalunya con entusiasmo, añadiendo que fue casi una casualidad, aunque él ya intuía esta posibilidad debido al extraordinario estado de conservación de algunos de los 222 tubos originales.
Para la reconstrucción del instrumento, el equipo había preparado varias réplicas en Holanda con el objetivo de recuperar las partes perdidas y lograr que el órgano sonara en toda su plenitud. Estas réplicas, construidas por el reconocido organero Winold van der Puten, fueron trasladadas a Jerusalén para compararlas con los tubos originales conservados en el Terra Sancta Museum.
Un sonido único que atraviesa los siglos
Durante las pruebas con una caja de órgano portátil construida específicamente para este proyecto, los investigadores decidieron probar los tubos originales mejor conservados. "Entonces se nos ocurrió probar los tubos que estaban mejor conservados en la misma caja de órgano. Y para nuestra sorpresa, sonaban sin tener que restaurarlos ni aplicar ninguna modificación o intervención. Nos sorprendió de una manera extraordinaria", relata Catalunya, quien admite que el equipo se sintió como si estuviera "abriendo la tumba de un faraón" y durante varios días estuvieron "como flotando dentro de un sueño".
Respecto a las características sonoras, el investigador destaca que el sonido del instrumento milenario es "muy distinto al de un órgano moderno o incluso del Renacimiento. Es un sonido sorprendente y con mucho carácter, muy rico y variado a lo largo del registro entre tubos graves, medios y agudos". Esta singularidad sonora constituye un testimonio acústico excepcional de la música medieval y de las prácticas litúrgicas de las comunidades cristianas durante la época de las Cruzadas.
El próximo 9 de septiembre de 2025 tendrá lugar lo que Catalunya denomina como "el estreno mundial en el que, por primera vez en la historia moderna, el sonido de esos tubos se hará público". El musicólogo subraya que la investigación, en la que no hay involucrada ninguna institución israelí, continúa su curso tras este hallazgo que representa "un hito en la historia de la música".
El proyecto 'Resound' y su importancia musicológica
La investigación forma parte del proyecto 'Resound', financiado por el European Research Council (ERC) y desarrollado en el Instituto Complutense de Ciencias Musicales (ICCMU) en Madrid, donde Catalunya trabaja actualmente. Este proyecto no solo busca recuperar el sonido del órgano medieval, sino también comprender mejor las prácticas musicales y litúrgicas de la época de las Cruzadas en Tierra Santa.
El hallazgo tiene un valor incalculable para la musicología y la historia de los instrumentos musicales, ya que proporciona información directa sobre la construcción de órganos en la Edad Media y sobre el tipo de sonoridad que acompañaba las celebraciones religiosas hace un milenio. Además, el hecho de que algunos tubos originales continúen funcionando después de tanto tiempo representa un caso excepcional de conservación de un instrumento musical.
Los investigadores esperan que los resultados de este proyecto arrojen nueva luz sobre la evolución de los órganos a lo largo de los siglos y sobre las técnicas de construcción empleadas en la Alta Edad Media. También podría proporcionar información valiosa sobre la acústica de los espacios sagrados medievales y la función de la música en el contexto de las celebraciones litúrgicas durante el período de las Cruzadas.
¿Cómo era la música en la época de las Cruzadas?
La música durante la época de las Cruzadas (siglos XI-XIII) estaba dominada principalmente por el canto gregoriano y otras formas de monodia litúrgica. En los espacios sagrados como la Iglesia de la Natividad de Belén, donde este órgano sonó originalmente, la música cumplía una función estrictamente religiosa, acompañando las diferentes partes de la liturgia.
Los órganos de esta época eran instrumentos relativamente pequeños comparados con los grandes órganos de catedrales que conocemos hoy día. Contaban con pocas octavas y estaban diseñados principalmente para sostener notas largas que servían como base para el canto. La redescubierta sonoridad del órgano de Belén nos permite ahora escuchar, de primera mano, cómo debía sonar la música que acompañaba los ritos religiosos hace casi mil años.
Este descubrimiento no solo representa un hito para la musicología, sino también una ventana acústica al pasado que nos permite conectar directamente con la experiencia sonora de nuestros antepasados medievales. El próximo evento de presentación en Jerusalén marcará el momento en que este testimonio sonoro del pasado vuelva a resonar públicamente después de ocho siglos de silencio.
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