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Sociedad

20 poemas de autores andaluces para celebrar el Día de la Poesía

20 poemas de autores andaluces para celebrar el Día de la Poesía

20 poemas de autores andaluces para celebrar el Día de la Poesía

El 21 de marzo se celebra el Día Mundial de la Poesía, por lo que es la ocasión perfecta para conmemorarlo con 20 poemas escritos por autores andaluces. A continuación veremos piezas de poetas como Federico García Lorca, Rafael Alberti, Luis García Montero o Antonio Machado, y algunas tan conocidas como 'Caminante no hay camino', de este último.

1. Alba (Federico García Lorca)

Mi corazón oprimidoSiente junto a la alboradaEl dolor de sus amoresY el sueño de las distancias.La luz de la aurora llevaSemilleros de nostalgiasY la tristeza sin ojosDe la médula del alma.La gran tumba de la nocheSu negro velo levantaPara ocultar con el díaLa inmensa cumbre estrellada.

¡Qué haré yo sobre estos camposCogiendo nidos y ramasRodeado de la auroraY llena de noche el alma!¡Qué haré si tienes tus ojosMuertos a las luces clarasY no ha de sentir mi carneEl calor de tus miradas!¿Por qué te perdí por siempreEn aquella tarde clara?Hoy mi pecho está resecoComo una estrella apagada.

2. Confesiones (Luis García Montero)

Yo te estaba esperando.Más allá del invierno, en el cincuenta y ocho,de la letra sin pulso y el veranode mi primera carta,por los pasillos lejos y el examen,a través de los libros, de las tardes de futbol,de la flor que no quiso convertirse en almohada,por debajo de todo lo que amé,yo te estaba esperando.

Yo te estoy esperando.Por detrás de las noches y la calles,de las hojas pisadasy de las obras públicasy de los comentarios de la gente,por encima de todo lo que soy,de algunos restaurantes a los que ya no vamos,con más prisa que el tiempo que me huye,más cerca de la luz y de la tierra,yo te estoy esperando.

Y seguiré esperando.Como los amarillos del otoño,todavía palabra de amor ante el silencio,cuando la piel se apague,cuando el amor se abrace con la muertey se pongan más serias nuestras fotografías,sobre el acantilado del recuerdo,después que mi memoria se convierta en arena,por detrás de la última mentira,yo seguiré esperando.

3. Mano Entregada (Vicente Aleixandre)

Pero otro día toco tu mano. Mano tibia…Tu delicada mano silente. A veces cierromis ojos y toco leve tu mano, leve toqueque comprueba su forma, que tientasu estructura, sintiendo bajo la piel alada el duro huesoinsobornable, el triste hueso adonde no llega nuncael amor. Oh carne dulce, que sí empapa del amor hermoso.Es por la piel secreta, secretamente abierta,invisiblemente entreabierta,por donde el calor tibio propaga su voz, su afán dulce;por donde mi voz penetra hasta tus venas tibias,para rodar por ellas en tu escondida sangre,como otra sangre que sonara oscura,que dulcemente oscura te besarapor dentro, recorriendo despacio como sonido puroese cuerpo que resuena mío, mío poblado de misvoces profundas¡oh resonado cuerpo de mi amor!, ¡oh poseído cuerpo!,¡oh cuerpo sólo sonido de mi voz poseyéndole!

Por eso, cuando acaricio tu mano, sé que sólo el hueso rehúsami amor -el nunca incandescente hueso del hombre-.Y que una zona triste de tu ser se rehúsa,mientras tu carne entera llega un instante lúcidoen que total flamea, por virtud de ese lento contactode tu mano,de tu porosa mano suavísima que gime,tu delicada mano silente, por donde entrodespacio, despacísimo, secretamente en tu vida,hasta tus venas hondas totales donde bogo,donde te pueblo y canto completo entre tu carne.

4. Se equivocó la paloma (Rafael Alberti)

Se equivocó la paloma.Se equivocaba.Por ir al norte, fue al sur.Creyó que el trigo era agua.Se equivocaba.Creyó que el mar era el cielo;que la noche, la mañana.Se equivocaba.Que las estrellas, rocío;que la calor; la nevada.Se equivocaba.Que tu falda era tu blusa;que tu corazón, su casa.Se equivocaba.(Ella se durmió en la orilla.Tú, en la cumbre de una rama.)

5. Quisiera estar solo en el sur (Luis Cernuda)

Quizá mis lentos ojos no verán más el surDe ligeros paisajes dormidos en el aire,Con cuerpos a la sombra de ramas como floresO huyendo en un galope de caballos furiosos.

El sur es un desierto que llora mientras canta,Y esa voz no se extingue como pájaro muerto:Hacia el mar encaminases deseos amargos,Abriendo un eco débil que vive lentamente.

En el sur tan distante quiero estar confundido.La lluvia allí no es más que una rosa entreabierta;Su niebla misma ríe, risa blanca en el viento.Su oscuridad, su luz, son bellezas iguales.

6. Contigo (Luis Cernuda)

¿Mi tierra?Mi tierra eres tú.

¿Mi gente?Mi gente eres tú.

El destierro y la muertePara mi están adondeNo estés tú.

¿Y mi vida?Dime, mi vida,¿Qué es, si no eres tú?

7. Es verdad (Federico García Lorca)

¡Ay qué trabajo me cuestaquererte como te quiero!

Por tu amor me duele el aire,el corazóny el sombrero.

¿Quién me compraría a míeste cintillo que tengoy esta tristeza de hiloblanco, para hacer pañuelos?

¡Ay qué trabajo me cuestaquererte como te quiero!

8. El Amor (Luis García Montero)

Las palabras son barcosy se pierden así, de boca en boca,como de niebla en niebla.Llevan su mercancía por las conversacionessin encontrar un puerto,la noche que les pese igual que un ancla.

Deben acostumbrarse a envejecery vivir con paciencia de maderausada por las olas,irse descomponiendo, dañarse lentamente,hasta que a la bodega rutinariallegue el mar y las hunda.

Porque la vida entra en las palabrascomo el mar en un barco,cubre de tiempo el nombre de las cosasy lleva a la raíz de un adjetivoel cielo de una fecha,el balcón de una casa,la luz de una ciudad reflejada en un río.

Por eso, niebla a niebla,cuando el amor invade las palabras,golpea sus paredes, marca en ellaslos signos de una historia personaly deja en el pasado de los vocabulariossensaciones de frío y de calor,noches que son la noche,mares que son el mar,solitarios paseos con extensión de frasey trenes detenidos y canciones.

Si el amor, como todo, es cuestión de palabras,acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma.

9. Amor eterno (Gustavo Adolfo Bécquer)

Podrá nublarse el sol eternamente;Podrá secarse en un instante el mar;Podrá romperse el eje de la tierraComo un débil cristal.¡todo sucederá! Podrá la muerteCubrirme con su fúnebre crespón;Pero jamás en mí podrá apagarseLa llama de tu amor.

10. La Saeta (Antonio Machado)

¡Oh, la saeta, el cantaral Cristo de los gitanos,siempre con sangre en las manos,siempre por desenclavar!¡Cantar del pueblo andaluz,que todas las primaverasanda pidiendo escaleraspara subir a la cruz!¡Cantar de la tierra mía,que echa floresal Jesús de la agonía,y es la fe de mis mayores!¡Oh, no eres tú mi cantar!¡No puedo cantar, ni quieroa ese Jesús del madero,sino al que anduvo en el mar!

11. La Soleá (Federico García Lorca)

Vestida con mantos negrospiensa que el mundo es chiquitoy el corazón es inmenso.

Vestida con mantos negros.

Piensa que el suspiro tiernoy el grito, desaparecenen la corriente del viento.

Vestida con mantos negros.

Se dejó el balcón abiertoy el alba por el balcóndesembocó todo el cielo.

¡Ay yayayayay,que vestida con mantos negros!

12. La primavera de la esfinge (Luis García Montero)

Olvídate de mí si estás conmigo.

Podemos permitirnos este lujode abandonar los nombres,porque el nombre es razón de los ausentes,y nosotros estamos en la luz,en el aire que corta las dulces siluetas,en el tiempo que ordena las palabrasy en los escalofríos del jardín.Incluso en la memoria que quiso ser presente.

Después vendrá el otoñoy volverán los nombres a los labios.

Apágame, viajero,la luz cuando te vayas.Recuérdame , lector,al doblar esta página.

13. Malagueña (Federico García Lorca)

La muerteentra y salede la taberna.

Pasan caballos negrosy gente siniestrapor los hondos caminosde la guitarra.

Y hay un olor a saly a sangre de hembra,en los nardos febrilesde la marina.

La muerteentra y sale,y sale y entrala muertede la taberna.

14. El viajero (Antonio Machado)

Está en la sala familiar, sombría,y entre nosotros, el querido hermanoque en el sueño infantil de un claro díavimos partir hacia un país lejano.

Hoy tiene ya las sienes plateadas,un gris mechón sobre la angosta frente,y la fría inquietud de sus miradasrevela un alma casi toda ausente.

Deshójanse las copas otoñalesdel parque mustio y viejo.La tarde, tras los húmedos cristales,se pinta, y en el fondo del espejo.

El rostro del hermano se iluminasuavemente. ¿Floridos desengañosdorados por la tarde que declina?¿Ansias de vida nueva en nuevos años?

¿Lamentará la juventud perdida?Lejos quedó -la pobre loba- muerta.¿La blanca juventud nunca vividateme, que ha de cantar ante su puerta?

¿Sonríe el sol de orode la tierra de un sueño no encontrada;y ve su nave hender el mar sonoro,de viento y luz la blanca vela hinchada?

Él ha visto las hojas otoñales,amarillas, rodar, las olorosasramas del eucalipto, los rosalesque enseñan otra vez sus blancas rosas

Y este dolor que añora o desconfíael temblor de una lágrima reprime,y un resto de viril hipocresíaen el semblante pálido se imprime.

Serio retrato en la pared clareatodavía. Nosotros divagamos.En la tristeza del hogar golpeael tictac del reloj. Todos callamos.

15. Adolescencia (Juan Ramón Jiménez)

En el balcón, un instantenos quedamos los dos solos.Desde la dulce mañanade aquel día, éramos novios.El paisaje soñolientodormía sus vagos tonos,bajo el cielo gris y rosadel crepúsculo de otoño.Le dije que iba a besarla;bajó, serena, los ojosy me ofreció sus mejillas,como quien pierde un tesoro.Caían las hojas muertas,en el jardín silencioso,y en el aire erraba aúnun perfume de heliotropos.

No se atrevía a mirarme;le dije que éramos novios,…y las lágrimas rodaronde sus ojos melancólicos.

16. Caminante no hay camino (Antonio Machado)

Caminante, son tus huellasel camino y nada más;Caminante, no hay camino,se hace camino al andar.Al andar se hace el camino,y al volver la vista atrásse ve la senda que nuncase ha de volver a pisar.Caminante no hay caminosino estelas en la mar.

17. A los celos (Luis de Góngora)

¡Oh niebla del estado más sereno,Furia infernal, serpiente mal nacida!¡Oh ponzoñosa víbora escondidaDe verde prado en oloroso seno!

¡Oh entre el néctar de Amor mortal veneno,Que en vaso de cristal quitas la vida!¡Oh espada sobre mí de un pelo asida,De la amorosa espuela duro freno!

¡Oh celo, del favor verdugo eterno!,Vuélvete al lugar triste donde estabas,O al reino (si allá cabes) del espanto;

Mas no cabrás allá, que pues ha tantoQue comes de ti mesmo y no te acabas,Mayor debes de ser que el mismo infierno.

18. Noviembre 1913 (Antonio Machado)

Un año más. El sembrador va echandola semilla en los surcos de la tierra.Dos lentas yuntas aran,mientras pasan la nubes cenicientasensombreciendo el campo,las pardas sementeras,los grises olivares. Por el fondodel valle del río el agua turbia lleva.Tiene Cazorla nieve,y Mágina, tormenta,su montera, Aznaitín. Hacia Granada,montes con sol, montes de sol y piedra.

19. Los Besos (Vicente Aleixandre)

No te olvides, temprana, de los besos un día.De los besos alados que a tu boca llegaron.Un instante pusieron su plumaje encendidosobre el puro dibujo que se rinde entreabierto.

Te rozaron los dientes. Tú sentiste su bulto,En tu boca latiendo su celeste plumaje.Ah, redondo tu labio palpitaba de dicha.¿Quién no besa esos pájaros cuando llegan, escapan?

Entreabierta tu boca vi tus dientes blanquísimos.Ah, los picos delgados entre labios se hunden.Ah, picaron celestes, mientras dulce sentisteque tu cuerpo ligero, muy ligero, se erguía.

¡Cuán graciosa, cuán fina, cuán esbelta reinabas!Luz o pájaros llegan, besos puros, plumajes.Y oscurecen tu rostro con sus alas calientes,que te rozan. revuelan, mientras ciega tú brillas.

No lo olvides. Felices, mira, van, ahora escapan.Mira: vuelan, ascienden, el azul los adopta.Suben altos, dorados. Van calientes, ardiendo.Gimen, cantan, esplenden. En el cielo deliran.

20. Despedida (Federico García Lorca)

Si muero,dejad el balcón abierto.

El niño come naranjas.(Desde mi balcón lo veo).

El segador siega el trigo.(Desde mi balcón lo siento).

¡Si muero,dejad el balcón abierto!

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