La primera almohada era de piedra para evitar bichos en los orificios
Sus orígenes datan del año 7000 aC y su principal objetivo no era un descanso más confortable
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Dormir con almohada es una de las costumbres más extendidas a la hora del descanso y una de las que más beneficios nos proporciona. Entre alguno de estos se encuentra el hecho de mantener la columna en una postura alineada, de manera que nos permite conservar la curva natural del cuello, lo que previene dolencias en cuello, espaldas u hombros.
De hecho, existe una gran diversidad de materiales y tipos de almohadas, como es el caso de las almohadas de seda, ideales para aquellas personas que cuenten con pieles sensibles. No obstante, el origen de estos accesorios de cama poco tenía que ver con mejorar el descanso.
El motivo por el que las primeras almohadas eran de piedra
Cuando pensamos en una almohada inmediatamente lo relacionamos con un accesorio mullido, suave e ideal para reposar la cabeza. Sin embargo, la comodidad de las primeras almohadas destacaba por su ausencia, puesto que estaban fabricadas en piedra. El motivo para el uso de este tipo de material se encontraba en el hecho de que la función principal de las almohadas era evitar que los insectos entraran en oídos y bocas mientras se dormía.
Las primeras almohadas datan de aproximadamente el año 7000 aC en el área de Mesopotamia. Estas almohadas de piedra eran usadas por las personas más ricas de la sociedad, a fin de evitar intrusos en forma de insectos. En el antiguo Egipto, la cabeza era de vital importancia, puesto que se consideraba un bien de valor incalculable al ser el asiendo de la vida espiritual.
Es por ello que los egipcios realizaban almohadas fabricadas en materiales tan diversos como la propia piedra, cerámica, madera, marfil o mármol. El posar la cabeza en estas almohadas adquiría un matiz religioso, puesto que estos accesorios contaban con imágenes talladas de dioses. Se usaban debajo de la cabeza de los fallecidos para eliminar los malos espíritus.
También en la antigua China existen numerosos vestigios de las primeras almohadas, gracias a diversos estudios arqueológicos. En esta civilización se optaba también por el uso de madera, unido a otros materiales como el bambú, el jade o el bronce. La importancia de estos materiales era tal que según la composición aportaba determinados beneficios a la persona que las usara. Asimismo, contaban con decoración de humanos, plantas o animales.
En cuanto a los griegos y los romanos, fueron estas civilizaciones quienes empezaron a construir almohadas en tejidos más blandos, tales como paja o plumas, aunque seguían las almohadas seguían siendo usadas por la clase alta. No es hasta la Revolución Industrial cuando su uso empieza a usarse en todos los estamentos sociales, gracias a su construcción en masa ante los avances tecnológicos. La época victoriana inglesa es la que comienza a usar almohadas como un elemento más de decoración.
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