Quién se queda con el perro o el gato tras una ruptura: esto es lo que dice la ley
Es importante priorizar el bienestar de los animales, ya que los cambios de rutinas que implica este proceso puede generar mucho estrés
Cuando una pareja se separa, las discusiones no siempre giran en torno a la casa o las cuentas compartidas. A veces, el mayor dilema trasciende lo puramente material: ¿quién se queda con el perro o el gato tras una ruptura sentimental? Desde el año 2022, la legislación española reconoce a los animales de compañía como seres sintientes, en lugar de simples "bienes muebles". Ahora bien, la realidad es que para muchas personas son parte de la familia.
Por lo tanto, encontrar el equilibrio entre su bienestar y el cariño de ambos propietarios resulta muy complicado. Sobre este punto, la primera modificación llegó de la mano del Código Civil, que introdujo una visión más moderna y ética sobre nuestros fieles compañeros: los animales no se pueden embargar, abandonar, ni maltratar; y, en caso de separación o divorcio, los jueces deben decidir en función de su bienestar.
Gatos y Perros ante una separación: ¿custodia individual o compartida?
Lo primero que hay que considerar es que, ni los perros ni los gatos, entienden las circunstancias de una ruptura. Lo que ellos perciben son los cambios en sus rutinas, el traslado a un nuevo hogar o la ausencia de una parte del núcleo familiar. Su mundo conocido se ve alterado y, a diferencia de los hijos, no se le puede explicar por qué. Entonces, es importante adaptar este proceso para que sea lo más suave posible y evitar que sufran de estrés, siempre en la medida de lo posible.
Inmaculada Castells i Escurriola, responsable de la comisión en defensa de los derechos de los animales del Colegio de Abogados de Tortosa, comparte su experiencia en el blog del Consejo General de la Abogacía Española. Así, explica las dos posibilidades principales por las que se puede optar: custodia compartida e individual.
En el caso de la custodia compartida, afirma que "el estrés posiblemente aumentará". ¿A qué se debe esto? "Las rutinas son muy importantes y los cambios de domicilio cada cierto tiempo les pueden resultar confusos. El perro o el gato no entenderá por qué sucede esto", comenta. Por el contrario, la custodia individual sería tal vez la opción más saludable para ellos, sobre todo, si la pareja tiene hijos. "Seguirá el mismo régimen de visitas que sigan los menores. Posiblemente, será la manera en que menos sufra". Pero ¿y si este no es el caso?
¿Quién se queda con el perro o el gato?
Decidir quién se queda con el animal puede ser muy complicado en estas circunstancias, sin menores a cargo, ni otro tipo de lazo que pueda facilitar una continuidad en sus hábitos y rutinas. "Habrá que discernir hasta qué punto estamos dispuestos, como adultos, a priorizar, el bienestar de nuestro animal", prosigue la letrada. Para ello, habrá que "valorar y tener en cuenta aspectos como el vínculo afectivo de cada miembro o quién tiene mayor disposición para atenderle debidamente".
Desde el punto de vista legislativo, lo mejor es "llegar a un acuerdo", explican desde Comar Abogados. "Es recomendable que éste se realice por escrito y que se acuda a un despacho de abogados para no tener problemas en el futuro". Por otro lado, la Ley de Bienestar Animal establece la obligatoriedad de que todos los animales de compañía cuenten con un microchip, donde solo puede figurar el nombre de un propietario. Si el perro o el gato ya pertenecía a uno de los dos antes de la unión, la decisión es más sencilla; pero se complica si fue adoptado por los dos a la vez.
"Podemos entender que es injusto que adquiera la titularidad la persona que aparece en el microchip, sin dar oportunidad a la otra", prosigue el bufete. "En tal supuesto, si no se llega a un acuerdo amistoso, se puede acudir a la vía judicial, bien para que se reconozca la copropiedad del animal; o bien para pedir una indemnización por la privación de poder tener al animal". De nuevo, los hijos facilitan la decisión, ya que "la jurisprudencia establece la recomendación de no separarlos de las mascotas", por los fuertes lazos de unión que se crean en torno a ellos.
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