La ventana
Luis Carlos Peris
El Rey, en su rol de oasis
El papa Francisco ha fallecido este lunes a los 88 años tras no superar la neumonía bilateral que lo mantuvo ingresado durante más de un mes en el hospital Gemelli de Roma. Desde que recibió el alta el pasado 23 de marzo, las apariciones públicas del pontífice han sido limitadas, siempre en silla de ruedas y a menudo con canículas para respirar. El argentino se apartó incluso de la misa de la Vigilia Pascual en la Basílica de San Pedro, que delegó en el cardenal Giovanni Battista Re.
Si bien su convalecencia le ha impedido participar en algunos de los actos de la Semana Santa, Francisco sí cumplió con una de las tradiciones más significativas del Domingo de Resurrección. Un día antes de su fallecimiento, el sumo pontífice salió al balcón de del Palacio Apostólico para impartir su bendición Urbi et Orbi ante los numerosos fieles congregados en la Plaza de San Pedro.
Francisco apareció en silla de ruedas, sin cánulas nasales y con dificultades para hablar. "Hermanos y hermanas, felices Pascuas", llegó a pronunciar. A continuación, en el que aludió directamente a conflictos internacionales como la guerra de Gaza. "Apelo a las partes beligerantes a que cese el fuego, se liberen a los rehenes y se atienda a las personas que pasan hambre y aspiran a un futuro de paz", reclamó.
"Es preocupante el creciente clima de antisemitismo que se está difundiendo por todo el mundo", señaló en paralelo. Al tiempo, también pidió por los cristianos de Oriente Medio. Cabe recordar que Francisco ha mantenido el contacto con la única parroquia católica de Gaza durante el conflicto, incluso durante su hospitalización.
En cuanto a Ucrania, animó a los actores implicados a "proseguir los esfuerzos para lograr una paz justa y duradera". El papa concluyó su discurso para la bendición apostólica pidiendo el cese de la carrera armamentística: "Las armas de la paz son las que construyen el futuro en lugar de provocar muerte".
Además, Francisco recibió este domingo en audiencia privada al vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, horas antes de su fallecimiento. El Vaticano calificó de "cordial" en un comunicado un encuentro con alto contenido político y diplomático. "Hubo un intercambio de opiniones sobre la situación internacional, especialmente en lo que respecta a los países afectados por guerras, tensiones políticas y situaciones humanitarias difíciles, con particular atención a los migrantes, refugiados y prisioneros", según ha informado la Santa Sede.
El otro compromiso al que Francisco no ha fallado durante la pasada Semana Santa fue la tradicional visita a una prisión del centro de Roma el Jueves Santo. Aunque el papa no pudo cumplir con el tradicional lavado de pies a los presos, reunió a 70 reclusos durante un breve encuentro. Cuando le preguntaron sobre cómo estaba vivienda estas festividades, Bergoglio respondió con voz entrecortada: "Lo estoy viviendo como puedo".
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