Futuro imperfecto
'Espacio 1999' triunfó en TVE cuando se estrenaba 'La guerra de las galaxias'. Ahora llega 'Espacio 2099'.
El 11 de septiembre, perdón, el 13 de septiembre de 1999 la Luna perdía su órbita en torno a la Tierra y salía despedida a las profundidades del espacio debido a una gran explosión procedente de los depósitos de uranio que guardaba en su interior la base Alpha, formada por 311 humanos que ahora vagan por el Universo buscando un lugar donde radicar. Espacio 1999 nos evocaba un futuro en pijama y defendido por rayos láser a falta de móviles y redes sociales. Un siglo XXI lleno de naves espaciales, extraterrestres misteriosos o malísimos, y cosmonautas hieráticos. Aquella serie británica encandiló a los niños y jóvenes españoles de los 70 que comenzaban a descubrir un mundo más libre, alternativo y con televisor en color. Espacio 1999 fue un fiasco en Estados Unidos y eso la condenó a la cancelación, pero en el resto del planeta fue observada con fogosa veneración. Y en España aún más. Sus efectos especiales, poco especiales en realidad, ahora parecen cutres, con monstruos de felpa y fantasmas filmados en reflejos de cristal, pero fueron las aventuras que se ofrecían gratis mientras en el cine triunfaba una película que se llamaba algo así como La guerra de las galaxias.
Hace unas semanas fallecía Gerry Anderson, el productor ejecutivo de esta serie colgada en los youtubes para verla en cualquier momento y que es de culto para millones de fans que le reconocen todos sus grandes fallos técnicos y científicos a cambio del encanto de lo que fue y representó. La británica ITV prepara una secuela adaptada a los tiempos que se llamará Espacio 2099, una necesaria revisión que se estrenaría a finales de este año. La ficción de la base Alpha no es el fenómeno de Star Trek, pero en España es más recordada que la de los 'trekkies' porque se repuso en horario infantil, sí, en Un globo, dos globos, tres globos.
La esperada serie de Gerry y Sylvia Anderson (el matrimonio se divorció al poco de este truncado proyecto) de la productora ITC, llegó en 1975 a la ITV británica y a la socia del proyecto, la italiana RAI, pero no alcanzó el éxito esperado, con unas historias tan frías como el ambiente de las estancias. TVE la estrenaba al año siguiente, a diario en la sobremesa, y también pasó un tanto de largo. La repercusión en España llegaría con su repetición en las tardes. Los niños descubrieron así al estirado Capitán Koenig (Martin Landau) y sobre todo a la alienígena Maya (la actriz Catherine Schell), capaz de transmutarse en cualquier otro ser vivo sólo con imaginarlo.
Esta Maya, que llegó en 1977 unos meses antes que la abeja animada, fue una incorporación de los socios norteamericanos de la ITC para levantar la audiencia de la serie entre sus paisanos. La primera temporada de Espacio 1999, los 24 episodios rodados entre 1973 y 1975, miraba hacia el 2001 de Stanley Kubrick, en la estética y en la esencia. La serie de la ITV se presentaba como la versión metafísica de la competencia, la aventurera Doctor Who de la BBC, y como respuesta británica al Star Trek yanqui. La historia del Enterprise pasó más bien de largo entre los españoles en la tarde de los domingos, pero la de la base Alpha llegó con un público más receptivo a la ciencia ficción a raíz del boom de La guerra de las galaxias.
Y al espíritu de la aún inédita película de George Lucas apelaba la segunda temporada de Espacio 1999 cuando se rodó en 1976, ya sin participación italiana y con los norteamericanos metiendo las manos en las criaturas de los Anderson. Chaquetas oscuras, más rayos y más marcianos, vinieron a infantilizar una serie que acabó sin final cerrado tras 48 capítulos. En el mercado anglosajón no terminaron de entusiasmar, pero en España los mayores de 40 años aún recuerdan a la doctora Helena Russell, cuando las rubias platino sólo aparecían de vacaciones. Barbara Bain, la actriz protagonista de la historia lunar, era esposa en la ficción y en la vida real de Koenig-Landau, y ambos fueron fichados a raíz de sus papeles secundarios en Misión imposible. A Maya en la segunda temporada le buscaron un noviete humano, Tony Verdeschi, el fallecido Tony Anholt, metido con calzador en la nueva andadura. Caía el científico Bergman (Barry Morse) y era relevado por un vaquero espacial con aroma a Han Solo. En la primera temporada no había amores, ni aventuras palpitantes; en la segunda llegaron los calamares que atraían con su luz a los humanos para devorarlos o los monstruos de verbena que invadían la base. En ambas temporadas se mantuvo el piloto Alan Carter (encarnado por el australiano Nick Tate) o la oriental secretaria Sandra, la actriz birmana Zienia Herton, que fue la encargada de pronunciar el mensaje lunar lanzado en el año 1999 como mini-episodio conmemorativo.
Tras pedirse una reposición en TVE que nunca llegó, la primera Antena 3, en 1990, rescató Espacio 1999 y ahí se descubrió lo rápidamente que había envejecido la serie británica, tras haber triunfado en los 80 Galáctica, antecesora de la reciente Battlestar Galactica, que vino a tomar detalles de la obra de Gerry Anderson en su cabecera.
El futuro no es lo que era. Espacio 1999 es una antigualla entrañable que la unimos a María Luisa Seco y a Miliki. Ojalá Espacio 2099 esté a la altura de los recuerdos.
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