Señoras y señores disculpen esta interrupción...
Los rótulos informativos han sustituido a las locutoras de continuidad durante los apagones de la emisión, aunque hoy no se esperan grandes incidencias.
Es un récord mundial oficioso que cuenta con el testimonio del dibujante gráfico Forges, entonces técnico multiusos en aquella TVE pionera. En un domingo de diciembre de 1957 la cadena española se vio obligada a emitir durante 64 veces el documental Peñíscola, baluarte del Papa Luna, porque era lo único que tenía a mano el control de continuidad (la mesa para todo entonces). Durante siete horas los (pocos) espectadores de TVE no tuvieron más alternativa cuando se produjo una avería general en el plató y cuando no se disponía del vídeo, sólo del telecine. A lo largo de las décadas de monopolio de la pública nacional los sofalícolas estaban acostumbrados a contemplar de vez en cuando el cartel del programa que se estaba emitiendo con el sonsonete tranquilizador de la locutora de continuidad: "Señoras y señores, disculpen este interrupción, dentro de unos momentos seguiremos ofreciéndoles..." el partido Granada-Oviedo desde Los Cármenes, por ejemplo, mientras proseguía una música de lo más horrorosa.
En cuanto caían cuatro gotas las antenas caseras bajaban los brazos y dejaban los televisores en interferencias y también, por aquellos estadios domingueros en blanco y negro, El Plantío, Altabix o el Carlos Tartiere, en cuanto el chaparrón apretaba salía el cartelón anunciando "fútbol" que dejaba en ascuas al personal. Tras las disculpas en la reanudación, se confiaba en que los enlaces hertzianos no causaran más disgusto ante la audiencia analógica. Entre las emisiones más desastrosas por lo meteorológico figura el España-Holanda del 23 de enero de 1980, en Balaídos, un tormentón que se llevó por delante todo y la Primera Cadena, a la espera, emitió dibujos animados de Tom y Jerry. Los holandeses eran entonces subcampeones del mundo y los de Kubala ni en sueños podían sospechar con vivir una futura final mundialista.
Entre las averías de TVE más recordadas figura la del 20 de junio de 1984. El enlace con Valencina nos dejó sin ver la victoria más decisiva de la selección española hasta los tiempos de Iniesta. Maceda marcó ante Alemania en la Eurocopa francesa, pero ningún andaluz lo pudo ver en su casa por un fallo imprevisto en la red. Telesur tuvo que ofrecer el partido en diferido en la tarde siguiente como parco consuelo. Ya el centro territorial de TVE en Sevilla dejó a los espectadores con un palmo de narices en febrero de 1981, pocos días después de la intentona de Tejero, cuando fue imposible enviar la señal desde el Teatro Falla de Cádiz para servir en directo la final del concurso de agrupaciones. Ya entonces hubo que recurrir al diferido del día siguiente. Al ser el primer Carnaval televisado a la audiencia no le terminó de importar la incomodidad.
Las locutoras de continuidad, los "bustos parlantes" eran los que daban la cara cuando se producían los fallos técnicos. En agosto de 2002 un incendio en el Pirulí, en Torrespaña, dejó durante cuatro horas sin las principales cadenas a 5 millones de madrileños, para alborozo de los canales locales. Ha sido la avería más aparatosa de los últimos tiempos, defectos de la TDT aparte, como bien recuerdan muchos espectadores rurales sobre el Mundial de Sudáfrica.
Para las huelgas, cada vez más frecuentes, ya no hacen falta locutoras rubias y monas. Para avisar de las contingencias se utilizan los rótulos informativos. "Nuestra programación se está viendo alterada a causa de la huelga general convocada por los sindicatos de clase contra la reforma laboral aprobada por el Gobierno" fue el cervantino anuncio de la RTVA en marzo pasado. En el paro en el seno de la cadena autonómica del pasado 2 de octubre, en la que se protestaba por la desaparición de Canal Sur 2, entre otras medidas, la señal se fue directamente a negro durante tres horas, un fundido alejado de las agüillas de las interferencias analógicas. Precisamente Canal Sur tuvo en una ocasión el 100% de la audiencia, cuando el 27 de junio de 1989 una huelga en RTVE dejó sin emisiones las dos cadenas nacionales (entonces no habían aparecido las privadas) y a falta de otra cosa el personal se contentó aquel día con el programa de entrevistas de Joaquín Petit y María Esperanza Sánchez. Ya por entonces TVE tenía superávit y los trabajadores del ente protestaban por sus condiciones frente a los compañeros de las autonómicas, cadenas que se permitían tener déficit. Cosas de otro siglo.
Cuando después han arreciado las protestas en lugar de las interrupciones se ha solido recurrir a los rellenos. Españoles por el mundo o Comando Actualidad han cubierto con soltura los huecos de los programas en directo en recientes huelgas de la casa. Y películas largas como Siete novias para siete hermanos. En tiempos de despidos en Antena 3, la entonces cadena telefónica echaba mano de sus seres amarillos, Los Simpson, para cubrir el vacío que dejaba Matías Prats.
Ya son más improbables los fallos generales y las averías que dejan sin señal a las cadenas. En la época más rudimentaria TVE contaba con orquestas, como la de Ray Martino o de Walter Corchea, para salir al quite en cualquier momento e ilustrar la espera. La paciencia de los espectadores ahora es nula, entre treinta botones, como mínimo para elegir. Un fundido en negro deja a cero el audímetro. Aunque hubo miles de andaluces que siguieron, según las estadísticas, los parones de Canal Sur.
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