Quien va a ganar en la noche electoral de este domingo va a ser Vicente Vallés. Es el final de temporada de esta extraña serie de la Moncloa que hemos vivido entre todos, desde aquel pacto de PSOE y Podemos con que arrancaba la legislatura de la pandemia. Hemos sufrido otras noches largas, pensando qué iba a ser de nosotros, cuando el coronavirus se presentó en la puerta de nuestra casa. No habíamos vivido algo así nunca ¿verdad?

Y en esos días de confinamiento, esperas y cabreos, se elevó la figura de Vallés, siempre con su aspecto calmado y analítico que en esos días de 2020 en los que la televisión era la lucecita que seguía encendida recortaba con mandobles las erráticas decisiones del Gobierno. En esos días de asfixia creció la audiencia de Antena 3 Noticias 2 y sin necesidad expresamente del empujón de Pasapalabra se convirtió en la cotidianeidad en el espacio más visto. Muchos espectadores simplemente aguardan a que Vallés en un par de minutos termine de diseccionar la noticia política del día. Le ha dado bien fuerte a este Gobierno de contradicciones y socios venenosos y le ha dado fuerte (sí, tal vez un poco menos) al PP allá donde ha ido gobernando. Y le ha dado a Vox y a Podemos. Y a Ciudadanos casi no hacía falta.

En el pasado cara a cara Vicente Vallés pudo tener una actitud mejor, interrumpió a contramano a Sánchez en más de una ocasión, pero son gajes de este final de episodio: el de Vallecas estaba esperando al de la Moncloa.

En esta conclusión de temporada el público quiere saber lo sucedido a través de Vallés, que analiza al vuelo como pocos. A Ferreras le echarán un vistazo con las aritméticas de los pactos y con TVE se sentará si buscan aguas más tranquilas para analizar, pase lo que pase, lo que hemos decidido entre todos. Y pase lo que pase, a Vallés le echarán también la culpa.