Accidente en un centro comercial

La absurda muerte de Rocío Falcó, cuñada de Marta Chávarri

Rocío Falcó, a la izquierda, en una imagen juvenil de gala, y su madre, Hilda Fernández de Córdoba

Rocío Falcó, a la izquierda, en una imagen juvenil de gala, y su madre, Hilda Fernández de Córdoba

En 1990 Marta Chávarri estaba en el ojo del huracán. Meses antes se había confirmado su relación con el empresario Alberto Cortina y se había roto su matrimonio con el marqués de Cubas, Fernando Falcó. La fallecida madre de Álvaro Falcó era el personaje más fotografiado y perseguido entonces, disputándole las portadas con Isabel Preysler. Chávarri, fallecida la semana pasada, se vería envuelta en una imprevista tragedia familiar un año después de conocerse su ruptura con Fernando Falcó.

La única hermana del marqués de Cubas y del marqués de Griñón, Carlos Falcó, Rocío Falcó, fue víctima de una muerte realmente absurda, en un suceso fortuito que a día de hoy no se explica. Se cayó de unas escaleras de los desaparecidos grandes almacenes Galerías Preciados en la calle Serrano de Madrid, en el corazón del barrio de Salamanca. 

La aristócrata, condesa de Berantevilla, que tenía 57 años en ese momento, había sufrido una flebitis semanas antes que le dificultó la movilidad en una pierna. Ese accidente vascular le obligaba a llevar un bastón del que se ayudaba. El 21 de febrero de 1990 había acudido a Galerías Preciados para hacer una voluminosa compra de alimentos en Mantequerías Leonesas, supermercado que se hallaba en el centro comercial.

Lo sucedido con el mortal desenlace es triste e inaudito: al salir de espaldas del ascensor con el carrito, y dado que tenía dificultades para moverse, tiró con empuje del carro justo cuando perdía el equilibrio en el primer peldaño de una escalera  de poca altura que conducía a la planta inferior del garaje. Rocío Falcó cayó de espaldas por esa escalera, desnucándose, mientras el carrito de la compra completamente lleno de recipientes se precipitaba sobre ella.

Fue un desgraciado percance y una desconcertante muerte instantánea por traumatismo craneal. El médico de guardia del centro no pudo hacer nada por la mujer. 

El marido de Rocío Falcó, Alfonso Díaz de Bustamante, quedó devastado, como toda la familia.  Tamara Falcó tenía entonces diez años y sus padres se habían separado cuatro años antes. El viudo de la accidentada falleció en 1994, a los 83 años. La madre, Hilda Fernández de Córdoba, también sufrió mucho con la inesperada muerte de su hija y falleció en 1998.

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