¿Por qué no aprovechamos los recursos que no quieren los catalanes?

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La inversión diaria del matinal catalán de Gemma Nierga en La 2 debería ser para toda España con un magacín cultural por las tardes, por ejemplo

Gemma Nierga en 'Café de las ideas'
Gemma Nierga en 'Café de las ideas' / RTVE

Ha cambiado el organigrama de la alta dirección de RTVE, pero los privilegios para los espectadores catalanes continúan intactos.

A las desconexiones territoriales diarias con que cuentan todas las tardes en La 2, en las que los barceloneses, tarraconenses, gerundenses y leridanos pueden ver programas de producción propia exclusivos de estreno, mientras en las 46 provincias restantes nos resignamos con las enésimas reposiciones de los documentales gastronómicos, de puentes monumentales, o climas extremos, hay que sumar los dos grandes fichajes de la temporada pasada, Gemma Nierga y Xavier Sardá.

¿Por qué no se rompe el maleficio que asola La 2 desde hace 29 años y se pone en marcha un magacín de tarde en directo que la conecte con el mundo de la cultura, el ocio y el espectáculo? Con lo que cuesta el programa de dos horas que presenta todas las mañanas Gemma Nierga desde el mismo centro de producción de Sant Cugat podría ser posible. La última vez que se llevó a cabo fue en 1992, cuando Peligrosamente juntas, presentado por Inka Martí y Marisol Galdón.

Desde entonces hemos pasado años treinta en barbecho. Sin una sola ventana abierta que tome el pulso a la agenda cultural. Una ventana abierta a la actualidad, a los eventos, premios, festivales, un chequeo a las taquillas, a los rodajes, a los ensayos, a las galas. Como un España directo cambiando las conexiones gastronómicas por los Max y los Goya.

Como un Más vale tarde en el que estuviese prohibido hablar de política, del volcán de La Palma, de la factura de la luz y del Rey Emérito.

Un par de horas de televisión en directo que saldrían completamente gratis al trueque con las que se llevan a cabo en Sant Cugat a primera hora de la mañana, de las que sólo se benefician unos cuantos espectadores catalanes (pocos, muy pocos), aunque las paguemos todos los españoles a escote.

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