La tele más real: la de los 9 minutos del discurso de Felipe VI
"Hay que atreverse a hablar con asesinos y delincuentes, y no juzgar"
david beriain. de 'clandestino' (discovery max)
En la entrega de mañana, el periodista denuncia el tráfico ilegal de cuernos de rinoceronte Valora que cada vez haya más reporterismo en televisión
David Beriain vuelve mañana con la segunda entrega de Clandestino, en Discovery Max, una serie de reportajes de alto voltaje que plantea esta semana el tema del tráfico ilegal de cuernos de rinoceronte, por los que llegan a pagarse "hasta 100.000 euros por kilo", según ha comprobado in situ el periodista navarro. En El ejército perdido de la CIA, su trabajo de la semana pasada, Beriain y su equipo demostraron que todavía hay personas que siguen muriendo por la guerra de Vietnam, un "exterminio que dura ya 40 años", como narra el aventurero.
-Después de Amazonas clandestino, vuelve otra vez por rutas clandestinas para mostrar unas realidades diferentes. ¿La clandestinidad es el camino que más le gusta?
-Es el espíritu de nuestros reportajes desde que empezamos. Tratamos de cruzar una línea al otro lado de la realidad y ver cómo son las personas que se encuentran lejos de nuestras experiencias.
-El primer capítulo, El ejército perdido de la CIA, nos pareció increíble la semana pasada. Creíamos que la guerra de Vietnam era un capítulo de la Historia cerrado.
-Pues todavía hay gente que lucha y que muere en esa guerra. Nos embarcamos en un proceso para encontrar los restos de un ejército clandestino que montó la CIA para luchar contra el comunismo en la guerra de Vietnam.
-Periodismo de alto riesgo.
-Casi todo lo que hacemos tiene un componente de riesgo, pero nosotros preferimos decir que lo verdaderamente arriesgado en este ejercicio de Periodismo que hacemos es sentarse a escuchar y a entender a esas personas con las que tenemos tan poco que ver. Defendemos que hay que escuchar a las personas que viven en lugares que están llenos de armas y de gente que hace cosas ilegales. La adrenalina te la da una conversación.
-¿Es posible hablar y conversar con asesinos y delincuentes peligrosos?
-Desde luego, se puede conversar con todo el mundo. Hay que atreverse a hacerlo, uno está para hablar y no para juzgar a nadie.
-Supongo que habrá tentaciones de juzgar.
-No debes hacerlo, estás ahí para hacer preguntas y escuchar respuestas… Para nosotros, este es nuestro trabajo. Hacer juicios es otra cosa y si hay que hacerlos, los tienen que hacer otros; somos periodistas y el ejercicio que hemos hecho en Clandestino, incluido el de Amazonas, ha sido muy interesante.
-¿No desconfían del periodista?
-Muchas veces. Una gran parte de nuestro trabajo es el desminado. Algunos no han tenido relación con la prensa y por las actividades que pueden realizar desconfían de todo el mundo; otros han tenido malas experiencias con los periodistas y no quieren saber nada de nosotros. Intentamos ganarnos su confianza para poder hacer los reportajes.
-¿Cómo se siente cuando vuelve de ese lado, a veces oscuro, a una realidad más cotidiana?
-Siento dos cosas: el privilegio de haber sido testigo de estas historias que contamos y la responsabilidad de transmitir bien la historia a pesar de las limitaciones que pueda tener el talento de uno. Afortunadamente, el equipo que me acompaña en este camino es espectacular.
-¿Dónde han realizado el tercer reportaje, con el que cierran este trabajo la semana próxima?
-En Perú, es sobre los ladrones de tumbas, los huaqueros, y sobre el saqueo del patrimonio arqueológico peruano. Es un problema en ese país y nosotros queremos mostrar la realidad que hemos vivido.
-¿Cree que existe una mayor demanda de reporterismo en televisión?
-La televisión oscila mucho entre géneros. Quizás por el mundo en el que vivimos hoy en día, y por lo que ha pasado en los últimos años, nos interesa más la realidad y hay demanda de este tipo de trabajos. Creo que es muy positivo y debemos aprovechar cada oportunidad que tengamos para mostrar a la gente que el mundo es un lugar fascinante y que queremos contarlo.
-Fascinante pero dramático, al menos si vemos los reportajes que últimamente se emiten por televisión, ¿no?
-Los que hacemos reportajes queremos contar lo que pasa, las realidades que existen, si nos dan la oportunidad, lo contaremos de la mejor manera, contaremos muchas historias y además todo será real.
-¿Es difícil vivir de este tipo de Periodismo?
-Lo ha sido durante mucho tiempo, sobre todo cuando empezamos, pero ahora mismo no lo es tanto porque contamos con el apoyo de Discovery que ha hecho una apuesta total por nosotros y nos da medios para hacer una superproducción documental. Se pueden hacer muchas cosas desde aquí, nosotros lo hacemos y nuestros reportajes se emiten en muchos países del mundo. Amazonas clandestino ha sido considerado uno de los tres mejores programas de actualidad de mundo.
-¿No se cansa de viajar?
-No. El viaje como concepto de trabajo no me agota; me puedo cansar físicamente, pero no de viajar. Cuando acabamos los rodajes descansamos un poco pero yo noto las ganas de salir corriendo que tenemos de nuevo todos. De momento, no me quejo, es que no puedo, es la vida que he elegido y tengo el privilegio de poder vivir de ella y ser testigo de muchas realidades que no las viviría de igual forma si solo fuera espectador.
-¿Cómo lleva la rutina urbana?
-Uy, hay ocasiones, en las que el infierno no tiene tanta forma de Tercer Mundo como de realidad urbana. Hay personas que estamos muy mal configuradas para una rutina en la oficina. Me gustaría ser bueno en las dos cosas, pero no es así.
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