Opinión

¿Por que 'El español mejor de la historia' es más interesante de lo que parecía?

Silvia Intxaurrondo, conductora de 'El mejor de la historia'

Silvia Intxaurrondo, conductora de 'El mejor de la historia' / RTVE

Lo de mezclar en una lista a figuras recientes como Emilio Aragón o Fernando Alonso con personajes históricos de raigambre como Picasso, Galdós o Isabel La Católica ya hacía rechinar el formato El mejor de la historia. Es el  pasatiempo de La 1 en la noche de los viernes, que va a tener una trayectoria fugaz, donde un grupo de todólogos y gente simpática clasifica de entre esa estridente e irregular lista de nombres, con valoraciones y mucha cultura general parda. Está ubicado en el prime time donde todo debe ser dicharachero  y con esa concepción se ha versionado el formato de la BBC, un debate bien iluminado pero en lugar de poner a supervivientes en la arena se opta por una catálogo de ilustres de diverso pelaje. Por supuesto que en el apartado de omisiones hay mucho español de primera fila que no entró en liza y olvidos que se justifican porque esa misma lista está elaborada por encuesta popular.

El programa, que tiene unos datos de audiencia muy discretos, nacía con polémica porque realmente todos los formatos pensados para La 1 y para generar audiencia causan un lógico recelo tratándose de nuestra cadena pública. Además para la conducción se elegía a Silvia Intxaurrondo, periodista a la que desde el PP no se le perdona que pusiera en aprietos a Feijóo en una entrevista electoral (que no preparó bien el equipo de Génova) que vino a suscitar dudas sobre el líder popular. Intxaurrondo se limitaba a hacer su trabajo y en los viernes de El mejor de la historia también sigue sus principios de dar dignidad a sus encargos. Para el formato nocturno incluso cambia de peinado para que su aspecto de prime time difiera del de su rol en el matinal informativo de TVE, La hora de La 1.

En El mejor de la historia la protagonista es la propia España, su pasado, y ese empeño siempre merece una consideración. España suena poco en la televisión y hay pocos programas que hablen de verdad sobre España, sobre su pasado. Oír en prime time que unos famosos debatan sobre la importancia de Ortega y Gasset ya tiene su mérito. La mayoría de esos 50 nombres hacía lustros que no aparecían en televisión. Sólo por eso ya merece la pena dar una oportunidad a formatos así. Que al menos suene el nombre de Cristóbal Colón sin que aparezcan cencerros maniqueos y lo ubiquemos en un contexto con cierto respeto y sin ventajismos facilones.

De entre los finalistas ya están Lorca, Isabel I, Colón y nos imaginamos que el sentimiento y el sentido común elevarán a ese "mejor de la historia" a Adolfo Suárez, un nombre que en la actualidad une a los españoles al margen de las ideologías. Finalmente en el programa de este viernes Suárez caía por el camino y el cuarto finalista, con toda justicia, ha sido Cervantes, que en el duelo final se las vio con Velázquez. Es encomiable que durante unos minutos haya un debate en las casas sobre quién es mejor, si el autor del Quijote o el de Las meninas. Ambos siguen haciendo mejor este país.

TVE tiene que seguir dando más sitio a todo lo que nos reúne y a nuestra Historia. Como servicio público es su misión y como país medio roto que somos ahora, es una necesidad.

  

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