"Con lo payasa que soy yo, mi madre no entendía que no hubiera hecho comedia"
La joven actriz, de quien Luisma se ha quedado prendado en la serie de T-5, se lleva a las mil maravillas con Paco León
Manuela Velasco cumplirá dentro de poco su primer mes en Aída, en la que encarna a Ainhoa, una joven de provincias que llegó a Madrid para buscar trabajo como secretaria. En la capital recaló en el barrio Esperanza Sur, donde ha conocido a Luisma (Paco León), quien tras contratarla se quedó prendado de ella desde el primer segundo. Es el primer amor del barrendero tras su ruptura con Paz, aunque las cosas no son ni serán tan fáciles como parece. Para la actriz, ganadora de un Goya a la Mejor Actriz Revelación en 2007 por su papel en la película de Jaume Balagueró REC, se trata de su primera incursión en la comedia.
-La hemos visto en series como La chica de ayer y Águila Roja, pero con Aída ha debutado usted en la comedia. ¿Tenía ganas de hacerlo?
-Muchísimas ganas. Mi madre y algunos amigos me lo decían: que con lo payasa que soy yo, no entendían cómo no había hecho ya algún papel cómico (risas). No sé, pero no había llegado... Y ahora ha llegado mi momento por fin. Qué mejor que debutar en una serie como Aída, ¿no?
-Desde luego, pero ¿no le infunde respeto que el espectador no se ría cuando tiene que hacerlo?
-Pensaba que iba a cortarme más el hecho de hacer un papel cómico, pero me he dado cuenta que no. La verdad es que me he metido en el papel de Ainhoa y no me he parado a pensar ni en ser criticona conmigo misma. Confío tanto en los guiones, en la trama, en los compañeros... que creo que la cosa funciona, ¡y ya está! No me obsesiono con ser graciosa. Las situaciones en sí y lo que decimos es lo que hace reír.
-¿Y cómo ha sido aterrizar en un proyecto que lleva siete años, en un equipo muy unido y cómplice ya, supongo?
-Este hecho sí que me infundía respeto, mucho, mucho respeto. Pero el temor inicial se me pasó al hacer la primera lectura de guión todos juntos. La verdad es que todos me han acogido con los brazos abiertos y me han facilitado siempre mucho las cosas en este tiempo. Esto no tiene precio.
-Y con Paco León, ¿qué tal?
-Estupendamente... Parecía que nos conocíamos de toda la vida. Es un compañero y una persona fascinantes. Y no solo lo digo yo, sino todo el mundo, todo el equipo: los actores fijos, los episódicos... todos. Tiene tanto para dar, es un derroche de creatividad, de sentido del humor, de talento, de clase. Me ha demostrado un dominio absoluto de la comedia, es brutal. Además, es un compañero generosísimo.
-¿Y Luisma? ¿Tendrá temita con Ainhoa más adelante, o no?
-Uy, eso no se puede desvelar. Sí le diré que Luisma se ha quedado prendado de ella, y no desistirá. Pero Ainhoa no sabe qué hacer. Ya veremos qué pasa en el futuro. Desde luego lo que está claro es que son tal para cual porque Ainhoa tiene un puntito Luisma también. Es una cabeza loca, una inocente, se apunta a un bombardeo como él. Harían buena pareja, ¿a que sí? (risas)
-Usted decía que usted era fan de Aída, que veía la serie. ¿Se le hizo raro incorporarse al reparto?
-Sí, la había visto tanto en casa que llegar al rodaje y ponerme a hablar con ellos era como: "Dios mío, estoy hablando con Fidel" (ríe)- Me ha costado más de lo que parece dejar de ser espectadora y meterme en el rol de participante en las tramas, de personaje. Sobre todo lo difícil era cómo decir algo sin reírme. Eso cuesta y a veces era imposible. Pero con el tiempo lo he conseguido y va la cosa muy bien, sobre ruedas.
-Ha estado dos años en la obra de teatro Todos eran mis hijos. ¿Piensa seguir compaginando el teatro con la tele?
-No, la obra acabó este año. No me gusta hacer dos cosas a la vez. Acabas comprendiendo que no haces bien nada. Prefiero no compaginar varias cosas para poder volcarme en cuerpo y alma en lo que esté en cada momento y ahora, lo importante, es centrarme en Aída.
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