Historias con sabor

¿Cuál fue la reacción de Karlos Arguiñano al perder la estrella Michelin cuando empezó a salir en la TV?

Karlos Arguiñano invita a la entrada de su restaurante en Zarauz

Karlos Arguiñano invita a la entrada de su restaurante en Zarauz

Karlos Arguiñano, el chef televisivo más veterano de España, en antena de 1991, que pasó por La 1, Telecinco y desde 2010 en Antena 3 acopia más de 6.000 programas y supera las 10.000 recetas distintas hechas en el programa. Era conocido en su Beasain natal como el 'Hijo del Taxista'. Nació en 1948, se decantó pronto por su vocación, la cocina y muy joven daba de comer (muy bien) en el Club de Golf de Zarautz, Guipúzcoa. En esta localidad costera instaló su restaurante que ahora está regentado por sus hijos, con un hotel, frente a la playa. La calidad culinaria es indiscutible y el local también cuenta con cafetería con pastelería y pan elaborados en el obrador de Joseba, que va preparándose para tomar el relevo ante las cámaras.

Arguiñano sigue una alimentación variada sin renunciar a su buena caminata diaria, como ejercicio, para estar en forma a sus 74 años. "Al levantarme desayuno primero un vaso de agua y luego un huevo, o  tortilla, y un yogur, me bajo al pueblo y me voy al Arguiñano (su restaurante) a ponerme un cortado, sin azúcar. Y a las nueve me voy a caminar, dos horas, a Guetaria (el pueblo vecino) y vuelta, luego me ducho, me maquillo, porque soy de los pocos hombres que se maquillan todos los días, me pongo la chaquetilla y a las doce estoy grabando el programa del día siguiente", enumera su rutina matinal.  Entre sus negocios, además de la productora de televisión, una pujante bodega de txakoli, Aia.

Detalles del plató de Karlos Arguiñano Detalles del plató de Karlos Arguiñano

Detalles del plató de Karlos Arguiñano

Tras una vida entregada a las cocina y más de 30 años en televisión (puede lucir el Premio Nacional de TV), a Karlos no le deslumbran ya las estrellas ni los galardones. La consecución y pérdida de su estrella Michelin queda ya muy atrás. "Yo ya estaba en la Michelin, en el 85, con una estrella, pero me puse a trabajar en televisión y me la quitaron", comentaba con media sonrisa en la presentación de uno de sus libros con Planeta. "Puta envidia, esa es la sensación", añadía con picardía. 

Que no tenga estrella Michelin, porque le dejó de preocupar las distinciones no quiere decir que no valore, y anime, al esfuerzo de los demás compañeros a conseguirlas. En su momento se tomó con cierta decepción perder la estrella, pero es un objetivo que dejó a un lado.

"Que sigan repartiendo estrellas. A mí no me preocupan las estrellas, yo ya vivo en las nubes", es la respuesta que da. Su vida realmente es plena y consigue satisfacciones a diaria. "El abuelo no hace tonterías, igual no hace muchas cosas, ni muy rápidas, pero las hace con todo el cariño". Y la salud, prestigio y reconocimiento popular que reúne a su 74 años ya valen por todos los premios.

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