Toros

Delgado cae herido y Miguel Tendero roza el triunfo

  • El sevillano sufre una cornada en el muslo derecho, de pronóstico menos grave · El albacetense pierde un trofeo por el fallo con la espada · Salvador Vega logró sus mejores momentos a la verónica

GANADERÍA: Toros de José Luis Pereda-La Dehesilla, de desiguales hechuras; una mansada en distinto grado. TOREROS: Salvador Vega, de blanco y oro. Estocada (saludos). En el cuarto, estocada (silencio). Miguel Ángel Delgado, de tabaco y oro, que se presentaba como matador de toros en esta plaza. Estocada algo caída (saludos). En el quinto, pinchazo, estocada y un descabello (ovación que recoge camino de la enfermería, tras un aviso). Miguel Tendero, de azul y oro, que debutaba como matador de toros en esta plaza. Pinchazo arriba, otros cuatro pinchazos, estocada y cuatro descabellos (saludos tras aviso). En el sexto, pinchazo y estocada (silencio tras aviso). Incidencias: Plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla. Sábado 10 de abril de 2010. Algo más de media entrada. Tarde soleada con ligero viento. En la enfermería fue atendido Miguel Ángel Delgado de "herida inciso contusa en cara interna de muslo derecho tercio inferior que interesa piel, aponeurosis y rompe las fibras del cuádriceps en una extensión de 15 centímetros hacia arriba y otra herida hacia fuera de 10 centímetros, con rotura de fibras musculares del cuadriceps. Pronóstico menos grave".

Los toros de José Luis Pereda, ganadero que cuenta también con otro hierro que se denomina La Dehesilla, añoraron precisamente eso, la finca donde pastan, conocida como La Dehesilla, situada en tierras onubenses.

Los seis astados, de distintas hechuras, mansearon en mayor o menor medida y apenas dieron opción para el lucimiento a una terna compuesta por Salvador Vega, Miguel Ángel Delgado y Miguel Tendero, quien si no falla con la espada hubiera conseguido un trofeo en su primer toro. En el polo opuesto, Delgado sufrió una cornada, con dos trayectorias, de pronóstico menos grave, por su segundo toro. En líneas generales, los tres diestros estuvieron por encima de la pésima corrida.

Si comenzamos por lo agradable hay que decir que Miguel Tendero, con inteligencia y tesón, consiguió los mejores momentos cuando toreó con la muleta al quinto, un astado manso, pero aprovechable en el último tercio. El albacetense lo esperó mucho en todo momento. Tras un preludio en el que lo recogió con muletazos por bajo, hubo un par de series con la diestra con intensidad y que calaron en el respetable. Amenizó la música. Y Con la izquierda también trazó buenos naturales en otras dos tandas, con una tercera en la que bajó mucho la mano. No faltaron un par de profundos pases de pecho y un bello e inspirado cambio de mano. Todo hacía presagiar que habría premio. Pero el manchego se mostró un pinchaúvas. Entró a matar con la muleta a media altura, prácticamente a topacarnero, y pinchó reiteradamente antes de una estocada y cuatro descabellos. Con el sexto, un animal más manso y además incierto, se peleó con garra, robando pases en una valiosa serie con la derecha. Estoqueó de similar manera.

Miguel Ángel Delgado, luchando con el viento, robó muletazos con buen aire a su primero, un manso que buscaba tablas y echaba la cara por las nubes. Con el quinto, al que dejó algo crudo en varas, comenzó emotivamente la faena en los medios y de largo, rematando la serie, con la zurda, con dos pases de pecho consecutivos. Su labor fue bajando en quilates, entre otras cosas por varios enganchones. En uno de los instantes en los que iba a citar el toro se le arrancó de improviso y lo arrolló con suma violencia, hiriéndole en el muslo derecho. El diestro, cojeando ostensiblemente, lo finiquitó, con el añadido anecdótico de que su puntillero levantó dos veces al toro. Tras ello, el torero ecijano, por su propio pie, pasó a la enfermería en medio de una gran ovación, sin permitir que le llevaran las asistencias, hasta alcanzar el quirófano.

Salvador Vega, que abría cartel, logró los mejores momentos en el toreo de capa. Dibujó dos buenas verónicas al descastado animal que abrió plaza y también esbozó alguna otra de calidad con el cuarto. Con el primero se se mostró solvente y esforzado manejando la muleta, en una labor en la que el viento jugó en su contra. Con el incierto cuarto, la historia no tuvo historia. Como también fue poca la historia, en cuanto a su brillantez, de esta tercera corrida del abono en la Maestranza.

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