Toros Domingo de Resurrección en Sevilla

A falta de 'juampedros', 'cuvillos'

El Juli levanta los dos trofeos cortados al quinto de la tarde.

El Juli levanta los dos trofeos cortados al quinto de la tarde. / Juan Carlos Muñoz

Expectación acorde a lo acostumbrado en el Domingo de Resurrección sevillano con un cartel que no podía estar más rematado, pero si El Juli no salva la tarde en el quinto toro se podría haber repetido el viejo dicho de que a tarde de expectación, corrida de decepción. Y es que se dio la circunstancia de que castigado Juan Pedro se nos sirvió una infumable corrida de Núñez del Cuvillo. Sin fuerza ninguno, sólo embistió el que mejores condiciones aparentaba para hacerlo. O sea que el inicio de la temporada en Sevilla, que contó con el adobo de la enardecedora Marcha Real y con el rapto sentimental del recuerdo de Rafael Chicuelo, no dejó nada en la memoria a excepción de la lección magistral del Juli con Gavilán para hacer bueno aquello tan manido de que no hay quinto malo.

El Juli torea poderoso con la mano derecha al quinto de la tarde, el único 'cuvillo' que sirvió y al que desorejó. El Juli torea poderoso con la mano derecha al quinto de la tarde, el único 'cuvillo' que sirvió y al que desorejó.

El Juli torea poderoso con la mano derecha al quinto de la tarde, el único 'cuvillo' que sirvió y al que desorejó. / Juan Carlos Muñoz

Morante, ese genio del toreo, hizo confirmar esperanzas levantando un monumento a la verónica en el que abrió plaza. Y pensamos en que estábamos viviendo el primer monumento al toreo de la temporada, pero todo quedó ahí. Y eso que el cigarrero empezó solemnizando el toreo por alto y hasta logró que Farfonillo se tragase una tanda, pero el pozo estaba seco como el esparto y el de La Puebla se lo quitó de enmedio tras un intento fallido al natural. Su segundo se partió una mano de salida, fue apuntillado y suplido por un toro que Morante se quitó de encima bajo una buena bronca.

Contundente estocada de Roca Rey a su primer toro. Contundente estocada de Roca Rey a su primer toro.

Contundente estocada de Roca Rey a su primer toro. / Juan Carlos Muñoz

Con decir que Roca Rey, esa máquina de cortar orejas, no pudo cuajar una sola tanda...

La tarde la salvó el enciclopédico Juli, que cuajó al quinto tras abrirle caminos por bajo hasta enseñarle a embestir. A partir de ahí, ancha es Castilla y apareció el diálogo de Julián con Gavilán, lo brindó a la plaza y, sin una duda, alargando el muletazo hasta el infinito, lo metió en el canasto y la plaza se entregó a un torero que Sevilla adoptó como a uno de los suyos predilectos. Redondos y naturales, en uno de ellos fue desarmado, pero la faena no bajó de tono. Una estocada arriba y dos orejas que El Juli corta en Sevilla por enésima vez. En su primero estuvo muy por encima con el inválido Aviador y con eso está dicho todo. Cerraba la terna Andrés Roca Rey, esa máquina de pegar pases y de cortar orejas para convertirse en el torero más taquillero del momento, pero cómo sería el envío que llegó de El Grullo que el hombre no pudo conseguir lo que logra un día sí y otro también. Tuvo cierto brillo lanceando a su primero hasta la boca de riego, lo cuidó en el caballo y ahí se produjeron unos momentos de brillo, pero por obra de su cuadrilla. Formidable Viruta con los palos, dos o tres capotazos del hijo del Pela hicieron vibrar al buen aficionado. Qué bien anda el camero Antonio Chacón con el capote... Pero ese tsunami andino que es Roca Rey se estrelló ante la falta de emoción de Tristón, que hay que ver lo bien que le pusieron el nombre. En el sexto, más de lo mismo y eso que se fue a los medios sin probarlo para sacarle muletazos pasándoselo por la faja, pero a matar porque aquel semoviente no daba para más. Y es que por mucha emoción que quiera aportar el torero, si el toro dice nones...

Pies asentados, mentón en el pecho y suavidad extrema para torear de capa al que abría plaza: Morante. Pies asentados, mentón en el pecho y suavidad extrema para torear de capa al que abría plaza: Morante.

Pies asentados, mentón en el pecho y suavidad extrema para torear de capa al que abría plaza: Morante. / Juan Carlos Muñoz

Quiere decirse con todo esto que cuando el toro no aporta nada, aquello se descompone. No vienen este año los toros fustigados de Juan Pedro Domecq y vaya lo que ha venido para el día más grande del año. Sólo El Juli salvó la tarde en el único toro que embistió. A falta de juampedros llegaron los cuvillos y vaya el resultado que dieron en la apertura de la temporada.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios