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Salir al cine

Simpatía por el (gran) dictador

  • Con seis nominaciones al Oscar, ‘Jojo Rabbit’, que recrea paródicamente al Führer como ‘mejor amigo’ imaginario de un niño de las Juventudes Hitlerianas, nos invita a recordar otras sátiras del dictador. El Seff365 recupera 'Fortuna' en Cicus

Taika Waititi y el niño Roman Griffith Davis en una imagen de 'Jojo Rabbit'.

Taika Waititi y el niño Roman Griffith Davis en una imagen de 'Jojo Rabbit'.

Si uno introduce Hitler, cine y parodia en la barra de búsqueda de Google, aparecen en primer lugar las numerosas mofas, memes y doblajes cómicos a costa de varias escenas de El hundimiento (2004), el filme de Oliver Hirschbiegel sobre los últimos días del dictador en su búnker. Reveladora respuesta del algoritmo que echa más tierra encima de aquella cinta pretendidamente dramática, realista y fidedigna que encumbró al veterano Bruno Ganz como el Hitler más sólido y veraz de la gran pantalla.

Porque parodiar al dictador y al nazismo tiene algo de paradoja y ejercicio de expiación y catarsis del horror, aunque cueste a veces distinguir entre las aproximaciones serias y los resultados involuntariamente cómicos de algunas de ellas. Es eso, básicamente, lo que se pone de manifiesto en esta torsión satírica de lo real y en ese vaciado, al servicio de una causa o un chiste privado en cada caso (del judaísmo al beticismo), del retrato de uno de los personajes más nefastos del siglo XX, un líder que, de manera no menos siniestra, ya tenía en su aspecto y en sus gestos un innegable sesgo paródico.

Bruno Ganz interpretó a Hitler en 'El hundimiento' (2004). Bruno Ganz interpretó a Hitler en 'El hundimiento' (2004).

Bruno Ganz interpretó a Hitler en 'El hundimiento' (2004).

El cine se ha servido de esa imagen ambigua con numerosas licencias estéticas para aproximarse al nazismo con una suerte de distancia fabuladora que permite rozar la caricatura y proteger a su espectador a partir del perfil del personaje, tipificado muchas veces, igual que otros dictadores de su tiempo (Mussolini, Stalin, Franco o Mao), como encarnación del mal puro. Jay Rosenblatt ya se encargó de recordarnos en su extraordinario ensayo documental Human remains (1998) que aquellos dictadores del siglo XX eran, ante todo, hombres con limitaciones, necesidades y actividades muy humanas, a saber, desde las taras y complejos físicos a sus banales costumbres fisiológicas en la mesa, la alcoba o el cuarto de baño. Human remains reducía así a estos monstruos, a partir de materiales, textos y documentos de archivo, a su íntima y simple condición de hombres sin grandeza ni esplendor, en una operación que rebajaba la condición maligna y épica de sus actos políticos, bélicos y exterminadores a un plano que permitía observarlos como lo que en realidad eran, tipos normales (y miserables) como usted y como yo, más allá de su megalomanía y su desmesurada ansia de poder.

Una imagen de archivo de Adolf Hitler en 'Human remains' (1998), de Jay Rosenblatt. Una imagen de archivo de Adolf Hitler en 'Human remains' (1998), de Jay Rosenblatt.

Una imagen de archivo de Adolf Hitler en 'Human remains' (1998), de Jay Rosenblatt.

En el caso concreto de Hitler, el cine se asomó pronto a sus delirios en clave cómica y casi de urgencia: en pleno 1940, cuando más rugía el león nazi, Chaplin alertaba del peligro inminente y parodiaba al dictador en El gran dictador, reduciendo su figura a un trasunto reblandecido, danzarín y poético de sí mismo sin dejar de lado las consecuencias de su ascenso. Desde entonces, han sido muchas las ocasiones en las que Hitler ha aparecido como personaje de ficción sometido a parodia y caricatura, de Little Nicky a la serie de animación Padre de familia, pasando por ¿Dónde está el frente?, con Jerry Lewis, Los productores, La loca historia del mundo o Soy o no soy, de Mel Brooks, las cintas alemanas Mein Führer, de Dan Levy, y Ha vuelto, de David Wnendt, o el mediometraje Kung Fury con su delirante y festivo mix de géneros populares. De muchas de estas parodias y también de sus hermanas televisivas, como aquellos sketches de los Monthy Pythons, da buena cuenta el documental Hitler: The comedy years (2007), de Jacques Peretti, que puede verse en Youtube.

Chaplin dirigió y protagonizó en 1940 la primera gran sátira sobre el dictador nazi. Chaplin dirigió y protagonizó en 1940 la primera gran sátira sobre el dictador nazi.

Chaplin dirigió y protagonizó en 1940 la primera gran sátira sobre el dictador nazi.

También a la condición de personaje histórico cuyo destino es susceptible de ser reescrito por completo en una operación eminentemente posmoderna y pop: Tarantino no dudó en caricaturizarlo como un neurótico furioso antes de acribillarlo en una memorable escena dentro de un cine en Malditos bastardos, toda una operación de fabulación y justicia poética que, como sucede en su reciente Érase una vez… en América a propósito del asesinato de Sharon Tate, sitúa a la ficción como elemento compensador y corrector de los acontecimientos reales y la Historia. Otra estupenda película reciente, El hombre que mató a Hitler y después de Bigfoot, de Robert D. Krzykowski, incide en este sendero de parodia y reescritura con una no menos hilarante aproximación a las horas finales del dictador en manos de un valiente soldado infiltrado que, años más tarde de su anónima proeza, tendrá también que salvar al mundo del legendario monstruo de las montañas.

En 'Malditos bastardos', Tarantino reescribe y corrige la Historia acribillando al Führer en un cine.

Y ahora llega a la cartelera, tras obtener seis nominaciones al Oscar el pasado lunes, esta Jojo Rabbit con la que Taika Waititi (Lo que hacemos en las sombras), en una operación cómico-sentimental que nos recuerda a La vida es bella de Benigni, aborda el nazismo a través de un niño de las Juventudes Hitlerianas fascinado con la figura del Führer (que se le aparece de brechtianas y cómicas maneras en la piel del propio director) que ve como su pequeño universo de frágiles ideales arios se desmorona ante sus ojos al tiempo en que se acercan los días finales de la II Guerra Mundial. Una película que vuelve a servir en bandeja ese viejo y tal vez inerte debate sobre los límites del humor o el blanqueamiento del nazismo a través del entretenimiento, la sátira y la cultura popular.     

Trailer de 'Jojo Rabbit'.

Seff365 y Márgenes en Cicus

El lunes 20 (20h.) prosigue en Cicus el ciclo con algunos de los mejores títulos del festival Márgenes, concretamente con la ganadora, la brasileña Siete años en mayo, de Affonso Uchoa, un desolador retrato en primera persona sobre las consecuencias de la violencia institucional. El martes 21 le toca el turno a la ascética y comprometida Fortuna, del suizo Germinal Rouaux, una cinta sobre la inmigración en Europa inédita en Sevilla y recuperada ahora por el seff365, última aparición de Bruno Ganz en la pantalla.

Trailer 'Fortuna'.